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A España también le interesa Asia

Hace pocas fechas se celebró la cumbre de Bangkok entre la Unión Europea y Asia. Por parte europea, estuvieron los 15 países miembros de la Unión junto con la Comisión; por parte asiática, China, Corea, Japón y los países de la ASEAN (Filipinas, Indonesia, Tailandia, Malasia, Singapur, Vietnam y Brunei).Esta primera reunión ha venido a cerrar un triángulo de relaciones a escala mundial; en otoño pasado, se lanzó el diálogo transatlántico entre la UE y Estados Unidos y, desde 1989, existe la APEC, en la que se encuentran los países ribereños de la cuenca de¡ Pacífico. Ahora, con el diálogo euro-asiático se completa el esquema.

Los deseos por ambas partes, aunque pudiendo coincidir, muestran sus singularidades. La idea surgió de Singapur y fue recogida, de forma entusiasta, por el resto de los países de la ASEAN.

A través de ella, estos países buscan asegurar la estabilidad de la zona, con una doble perspectiva: de un lado, cuanto más se incorpore a China a estos diálogos internacionales, menos imprevisibles podrán ser sus reacciones en la época pos-Deng; de otro, una involucración mayor de Europa puede servir de contrapeso a la presencia -o, en el peor de los casos, a la ausencia- de Estados Unidos, así cómo a la de Japón.

Para Europa, se trataría de reforzar su presencia en los mercados de mayor potencial y con perspectivas de crecimiento más espectaculares. Todos -europeos y asiáticos- coinciden en que Europa se ha quedado rezagada en relación a Japón y Estados Unidos en esa zona, lo cual se pone de relieve en su menor cuota de mercado y en la que sus inversiones son muy inferiores.

Por ello, en los dos últimos años, desde Alemania, Francia y el Reino Unido hasta la propia Comisión, se ha fijado como zona de máxima prioridad para su acción exterior a Asia y cada uno de sus países.

¿Y qué le va en ello a España? ¿No supone tanto interés por parte de la UE hacia Asia un riesgo de relegar las relaciones con el Mediterráneo y Latinoamérica?

Tres aspectos pueden servir de examinen y de debate: el impacto sobre la economía y el empleo en nuestro país, nuestra proyección cultural y nuestra contribución a una política exterior común.

Hay numerosos sectores de la industria española que se sienten amenazados por los bajos costes laborales asiáticos. Pero, al mismo tiempo, hay mucho potencial de exportación y creación de empleo si nuestras empresas están, dispuestas a apostar por la capacidad de compra que tienen esos países asiáticos.

El ejemplo de China, en la que, a pesar de la lejanía y del desconocimiento existente sobre nuestra capacidad industrial y tecnológica, las empresas españolas han obtenido éxitos económicos importantes en dura competencia con empresas de los principales países industrializados, es muestra de que ese potencial no es algo ilusorio, sino plenamente real.

Estamos a dos años de cumplirse los 100 de nuestra salida de Filipinas. En este tiempo, nuestra presencia cultural en Asia está quedando más bien reducida a la patronimia de nuestros amigos y colaboradores filipinos. Y recordemos el análisis de Mitterrand: "Sólo el Reino Unido y España son los únicos países europeos capaces de proyectar su cultura en un contexto universal gracias a su lengua".

Por lo tanto, tratemos entre todos -desde los partidos políticos hasta sindicatos y empresarios- de definir una política exterior de intereses españoles para Asia. Ahora bien, seamos realistas y hagamos una valoración de eficacia y rentabilidad: ¿Qué es más conveniente, una política bilateral, restringida a los recursos limitados de España, o una política exterior común de la UE, donde España deje constancia de su impronta y se aproveche de toda la influencia de Europa?

En los tiempos actuales no cabe duda que la vía es la segunda. Es decir, España debe aprovechar su imagen europea y los instrumentos que le brinda la Unión Europea para promover su presencia en Asia. Pueden mencionarse ejemplos concretos -la referencia, una vez más, también es China- de este tipo de planteamiento.

El primero sería las actividades que el Comité Empresarial Hispano-Chino ha puesto en marcha con la ciudad de Tianjín, en China, bajo el patrocinio de la Unión Europea, pero con un protagonismo empresarial español. El segundo es el seminario que la Asociación Española de Periodistas Europeos tiene intención de organizar en el curso del presente año en China.

Con esta perspectiva, se trataría de lograr que esa política de la UE para Asia sirva para utilizar el peso político y económico de Europa en apoyo de las empresas españolas. Al mismo tiempo, se trataría de lograr que la cultura española sea una parte sustancial de la proyección de Europa en Asia. Y, a este respecto, tengamos en cuenta que en el Reino Unido los productos culturales -en especial, la proyección exterior del inglés- ocupan ya el segundo puesto en sus exportaciones totales. Nuestro objetivo debería ser que en los mercados de Asia la segunda exportación cultural de Europa pueda llegar a ser nuestro idioma y nuestra cultura.

Y, por supuesto, nuestro apoyo en la política y perspectiva europeas estaría reforzado con una política exterior española, una actuación de nuestras embajadas y oficinas comerciales, que esté centrada claramente en el hecho de que nuestros intereses en Asia son esencialmente económicos y de proyección cultural.

es técnico comercial y economista del Estado y presidente del Comité Empresarial Hispano-chino.

José Pedro Sebastián de Erice es diplomático y miembro del Grupo de Personas Eminentes para las Relaciones Unión Europea-ASEAN.

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