González apunta al 3 de marzo como la fecha más probable para celebrar las elecciones
Todo apunta a que Felipe González convocará las elecciones para el 3 de marzo, aunque también baraja el 25 de febrero. El presidente del Gobierno aludió ayer a la primera de esas dos fechas como "orientativa", y se reservó la decisión última a la espera de una conversación con el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, para hacer coincidir los comicios generales con los de la región más poblada de España. "Sería un despropósito y un despilfarro que hubiera dos convocatorias en un plazo de 20 días", argumentó. Un González distendido y bromista hizo esta declaración, en La Moncloa, en el curso de una rueda de prensa conjunta con el presidente del Brasil, Henrique Cardoso.
El presidente del Gobierno defendió la convocatoria electoral "cuanto antes" una vez que se celebre el pleno del Congreso del día 27 de diciembre, que aprobará el último paquete de leyes de esta legislatura. El Parlamento votará ese día 11 proyectos, entre los que destacan la Ley del Menor y del Voluntariado.González pretende, con una convocatoria rápida de elecciones, hacer "visualizar" su compromiso de abrir las urnas una vez cubiertos los objetivos que le hicieron mantener la legislatura, tras la ruptura del apoyo parlamentario de CiU. Esto es, la aprobación del Código Penal y la presidencia española de la Unión Europea, que acaba de culminar.
Tras el pleno del Congreso del próximo día 27, la fecha más inmediata para la celebración de elecciones sería la del domingo 25 de febrero. En este caso, González tendría que convocarlas el 2 de enero en el Boletín Oficial del Estado para cumplir con los 54 días reglamentarios desde la fecha de convocatoria y la celebración de los comicios. Esta fecha no está descartada. Pero fuentes socialistas aseguran que la más probable es el 3 de marzo, con lo que la convocatoria aparecería en el BOE el 9 de enero. El próximo Consejo de Ministros probablemente estudiará esta cuestión.
Un margen más amplio
La decisión de optar por el primer domingo del tercer mes de 1996 permitiría disponer de un mayor margen tanto al PSOE como a los demás partidos para cumplir los trámites previos a las elecciones, como la elaboración de las listas. Asimismo, los socialistas creen que con ese margen podrían capitalizar los recientes éxitos internacionales, con la presidencia europea, cuyo impacto permanece en la opinión pública. En este contexto interpretaban ayer fuentes de la dirección del PSOE la inclinación de González por señalar la fecha del 3 de marzo como "buena para celebrarlas".
El presidente del Gobierno sigue empeñado en que él no es el candidato idóneo para encabezar las listas del partido socialista. Ayer lo volvió a repetir en La Moncloa, e insistió en que mañana volverá a explicar ante el comité federal del PSOE las razones por las que no cree conveniente ser el candidato, pese a que las encuestas digan que para un 70% de los españoles es el que mejor representa a los socialistas. "Me parecería muy bien que, por razones políticas y personales, hubiera una sustitución en la candidatura", manifestó. No obstante, el secretario general del PSOE dejó poco lugar a las dudas. Será candidato presumiblemente con el pleno respaldo de su partido. "No sé", dijo, "el éxito que voy a tener en el comité federal, pero al menos sé que cuento ya con Izquierda Socialista". La corriente crítica del PSOE era la única que se había manifestado en contra de que González repitiese como cabeza de cartel.
El líder socialista no dio importancia a las encuestas que lo sitúan como el político más valorado. Recordó al político italiano Giulio Andreotti cuando decía que "el poder desgasta a quien no lo tiene", pero a renglón seguido admitió que "13 años en el poder son muchos en un sistema democrático. Se recibe mucha caña".
Mantuvo su tesis de que su figura es objeto de crispación política, aunque ayer introdujo una novedad al distinguir entre una mayoría de la población española que "no produce la crispación" y una minoría que está en una campaña permanente contra la duración del tiempo de permanencia en el poder por nuestra parte". "Esto sí que me preocupa, porque creo que la vida política tiene que ser respetuosa entre contendientes. Uno se puede considerar adversario, pero no enemigo político".
Llegado a este punto, González alzó la voz para centrar su denuncia contra algunos creadores de opinión a los que no citó. El presidente del Gobierno responsabilizó de la creación de la crispación y de la tensión a "esa gente que nunca ha sido elegida en las urnas, que no ha recibido ningún voto pero que todos los días se sube en una tribuna para pontificar sobre qué es lo que hay que hacer en la vida política y dar lecciones de dernocracia".
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