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Tribuna:A la intemperie
Tribuna
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La patria centrípeta

Juan José Millás

Hay quien viene a Madrid a triunfar como cantante, escritor o corista y hay quien llega para hacerse una patria. Los chicos de ETA están aquí para eso, para hacerse una patria: la que tienen no les gusta porque hay en ella mucha gente que todavía respira. Los chicos de ETA saben que las patrias se construyen con restos humanos y cuerpos mutilados. Cada pierna arrancada a un tronco es una contribución a ese ideal.Por eso se pasan el día amputando, matando, secuestrando. No paran: son unos idealistas. En su afán por acelerar el proceso de construcción de la patria han abandonado momentáneamente el tiro en la nuca (era eficaz, pero lento) y han generalizado el uso del coche bomba, que además de producir muertos y mutilados a docenas destroza casas por un tubo. Para lograr una patria como es debido hay que dejar primero a mucha gente en la calle. Seguramente aspiran a contemplar columnas de ancianos y niños con sus pertenencias a la cabeza vagando por la M-30 en dirección a ninguna parte. Ahora es una buena época para asistir a esa clase de desfiles provocados por el amor a la patria: las temperaturas han comenzado a bajar y el frío combina muy bien con esas escenas de desesperación que tanta patria hacen.

Hay quien viene a Madrid para aprobar oposiciones o para huir de la provincia negra; hay quien viene para hacerse un futuro ilegal o construirse una existencia desesperada, lejos de los cuidados asfixiantes, quizá enloquecedores, de la, madre; hay quien acude a prostituirse, o a prostituir. Y los hay que llegan en grupo, como los integrantes de La marcha contra el paro y la exclusión social, que se juntaron en la Puerta del Sol, procedentes de Vitoria, Valencia y Sevilla, el mismo día en que los idealistas de ETA se levantaron con ganas de hacer patria en Vallecas. Mala suerte, porque con los gritos de terror con los que se lleva a cabo. la construcción de la patria vasca, no se escucharon las voces de esta gente empeñadas en solucionar el problema del desempleo. También hay quien viene a Madrid a hacer cumbres: este fin de semana se celebra la de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, a quienes los de La marcha contra el paro pretendían dar un toque de alarma con su movilización. Entregaron en el Congreso un escrito con sus reivindicaciones, que a lo mejor, con todo el lío de Vallecas, nadie ha tenido tiempo de leer.

Y es que la construcción de la patria constituye un suceso contrípeto de tal calibre que se traga, como un sumidero, todo lo que cae dentro de su. área de acción. Las patrias necesitan desagües gigantescos para evacuar la sangre que producen en el proceso de levantamiento. Los arquitectos de las patrias tienen que estar tirando de la cadena todo el rato para que no se les amontonen las piernas y los brazos que amputan, los ojos que sacan, los hígados que revientan, la sangre que extraen. De manera que se convierten en un instrumento de succión que chupa toda la realidad habitable en varios kilómetros a la redonda.

Hay quien viene a Madrid a hacer un master; hay quien vi , ene a curarse laeyaculación precoz; algunos acuden a operarse una hernia, y otros a hacer carrera como mendigos. Madrid es la realidad virtual de Europa: una especie de Intemet en la- que entras y enseguida encuentras tu nicho, tu idioma, tu vicio, tu color, tu espejo, tu desgracia, tu casa. Los chicos de ETA, como somos unos idealistas, sólo entran para tirar de la cadena.

En estas fechas suele haber una catástrofe natural ferroviaria o aeronáutica que nos amarga el turrón. La de este año sucedió el lunes, sólo que no fue inútil, como las otras, porque sobre esa catástrofe los chicos de ETA han colocado su bandera, sus insignias, su talento y su fe. Ellos no vienen a Madrid a estudiar, ni vender, ni a operarse, sólo vienen a hacer patria, y la patria, como es sabido, se construye sobre el horror de los otros.

Lo malo es que se trata de una patria centrípeta, de un sumidero que chupa todo cuanto cae en su estela, y hay gente que ha venido a Madrid a hacer otras cosas que a dejarse chupar por esos chicos tan idealistas. O sea, que a ver si acaban de una vez con esa mierda de patria que se están haciendo, se meten en ella y la cierran por dentro. Vale.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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