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Entrevista:

"La peor cosa sobre el sexo es creer que lo sabes todo"

Amelia Castilla

En brazos de la mujer madura ha vendido cuatro millones de ejemplares. Stephen Vizinczey (Hungría, 1933) la escribió en 1965 y entonces pasó casi inadvertida, tanto que él mismo tuvo que pagar la primera edición porque ningún editor quería publicarla. Han pasado 30 años desde entonces y el escritor húngaro sigue sosteniendo la misma tesis amorosa que plantea la novela. Su esposa es mayor que él y cree que su amigo Graham Greene tenía toda la razón cuando decía: "Reconoces a un hombre estúpido, de 40 o 50 años, porque va con niñas".El escritor viajó a Madrid la pasada semana para entrevistarse con el director debutante Manuel Lombardero y con Rafael Azcona sobre la adaptación al cine de En brazos de la mujer madura. La película estará interpretada en sus principales papeles por Maribel Verdú, Juan Diego Botto y Carmen Ellas y empezará a rodarse a principios de año. El escritor, que asistió en Madrid a las pruebas dé selección de actores, quedó fascinado con "la belleza" de Maribel Verdú y está convencido que será "una gran película".

Hasta hace unos meses, la experiencia cinematográfica del escritor Stephen Vizinczey se limitaba a Hollywood y con resultados horribles. El equipo de James Ivory, director de Una habitación con vistas, y el de Peter Weir, realizador de El año que vivimos peligrosamente, hicieron sendos guiones de su novela Millonario inocente. "El resultado en ambos casos fue absolutamente idiota. A Ivory le escribí al estudio enviándole un ensayo de 10 páginas protestando. La conclusión, más o menos de la misiva, era que, te puedes ir a la bancarrota, incluso con un oscar", asegura el escritor.

Vizinczey se extiende en la explicación de sus problemas con Hollywood para que se entienda claramente que no es amable cuando habla bien de Rafael Azcona, guionista de En brazos de la mujer madura junto con Lombardero. "Han captado el espíritu de la novela", dice tajante. En la versión cinematográfica de En brazos de la mujer madura, las peripecias de András Vajda por la Hungría de la Segunda Guerra Mundial y la posterior dictadura estalinista se cambian por la guerra civil y su posguerra.

El escritor húngaro ha perdido pelo y el que le queda está completamente blanco. A sus 62 anos, Vizinczey es un hombre joven. Luce un jersey de cuello alto negro y un pantalón ancho. Mientras desayuna en un hotel madrileño, el escritor, que repudia una versión de En brazos de la mujer madura que se rodó en los años setenta con Tom Berenger como protagonista, asegura que un escritor realmente preocupado por su novela debe procurar que la historia sea lo suficientemente buena como para que el espectador disfrute con ella y luego se compre el libro. "La razón por la que me opongo a Hollywood es porque siento que nadie querrá después leer la novela", bromea.

Vizinczey resume así la historia del cine y los problemas con los directores: "Los realizadores de los años treinta contaban historias que habían vivido y se desarrollaron culturalmente leyendo a Tolstoi o a Balzac; en los años cincuenta, los directores no se educaron tanto con las novelas como con la cultura cinematográfica, y hoy, el 90% de la gente que trabaja en las películas se ha educado y ha recido con la televisión".

Está tan impresionado con España que viene dispuesto a convencer a Lola Films y al equipo de Two much para que rescaten el guión de Un millonario inocente y lo rueden en España. Una parte de la novela transcurre en Toledo, y la obra fue escrita coincidiendo con una estancia de varios meses del escritor en nuestro país durante los años setenta. El escritor, que sufrió la censura en su país, participó en el le vantamiento de 1956 y tuvo que exiliarse posteriormente en Canadá, de donde se trasladó a Londres, don de vive y cuya lengua adoptó. Nunca ha pensado en vol ver a su país.

El escritor confiesa que escribió En brazos de la mujer madura inspirándose en El lazarillo de Tormes, una de sus obras de cabecera de toda la vida. Treinta años después de la publicación de la famosa novela sigue recibiendo cartas de mujeres y hombres maduros que vivieron un proceso parecido al del András Vajda. "La novela sirvió de Celestina, conectó a muchas parejas, y espero que el filme tenga el mismo impacto", dice.

A Vizinczey le apasiona todo lo relacionado con la guerra civil española. Creció escuchando los versos del poeta húngaro Atilla József al que recita de memoria: "Franco me alistó en el Ejército y fui porque tenía miedo de que me disparara. Es por eso que yo peleé contra la libertad y la justicia en Irún. Incluso así la muerte me al canzó".

Para este escritor la tragedia espiritual de la vida moderna es que la gente no tiene que hacer grandes elecciones y por lo tanto no sabe qué hacer. "Yo soy quien soy gracias a la revuelta húngara, antes de eso no me conocía. En esa época aprendí que hay cosas más importantes que la vida. Durante la guerra civil, los españoles tuvieron que decidir, aunque en ello les fuera la vida", asegura.

En lo que se refiere al sexo, Vizinczey se siente como un estudiante. "La peor cosa sobre el sexo o el amor es creerse que lo sabes todo. Un sentimiento que odio y que es la ruina de muchas relaciones es la vanidad". Cuando tenía 15 años salía con chicas de 25 porque "ellas sabían más. No quiero ser el que más sabe".

Y así sigue. Su esposa, mayor que él sonríe al escuchar el comentario.

En brazos de, la mujer madura, según su autor, es un alegato contra el culto, a la juventud, cada día más potenciado. Él defiende el concepto de belleza cultural. En la novela, el protagonista sostiene relaciones con una cuarentona que es quien domina el terreno. Por el libro desfilan ninfómanas, frígidas, vírgenes, falsas niñas y mujeres crueles. Vizinczey no tiene miedo de que la descripción de cada una de esas aventuras acabe convirtiendo el filme en una película de alto contenido erótico. "La película no va a ser la gimnasia del sexo. Si metes sexo en una película es como mostrar un concierto sin sonido porque el sexo está dentro de cada uno y la película lo que va a hacer es sugerir esas emociones".

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