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La economía de Corea influye en el descenso de la basura de Madrid

Entre el porvenir de un cartonero de 40 años llamado Alfonso Ramos, las decisiones de un magnate surcoreano y los resultados de los informes municipales de la basura existe una sorprendente relación. El nexo se ha dado en llamar el misterio de la basura menguante, y se podría explicar así: a principios de 1994, los pujantes países del sureste asiático necesitaron (y adquirieron) gran cantidad de papel y cartón, así como EE UU. Consecuencia número uno: Europa se queda sin papel; consecuencia número dos: sube el precio en pocos meses de cuatro pesetas el kilo en noviembre a 25 pesetas en enero; consecuencia número tres: surge un ejército de furgonetas, camiones y coches cuyos dueños se precipitan cada noche a recoger todo lo que cabe en sus vehículos, y que se suman a los cartoneros veteranos que llevan viviendo de eso muchos años. Y consecuencia número cuatro: en el centro de Madrid la basura mengua.Desde enero a septiembre, la basura recogida en los distritos de Centro, Arganzuela, Retiro, Salamanca, Chamartín, Tetuán, Chamberí y Moncloa descendió en 18.600 toneladas con respecto al mismo periodo del año anterior. Casi un 6,7%. ¿Todo por el trabajo desenfrenado de hombres como el inmigrante peruano Alfonso Ramos? Según los técnicos municipales, no; hay, además, otras razones más abstractas.

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Jose Manuer Fontoira, ingeniero jefe del servicio de residuos sólidos, explica las toneladas de menos apelando a la crisis, al estancamiento de la población en estos barrios -que no crece en número, pero sí en edad- y al "consiguiente" menos consumo de los vecinos. "No sabemos cuántas toneladas pueden recoger los cartoneros, nadie lo sabe, pero estoy seguro de que no las 500 toneladas de papel y cartón que genera esta ciudad al día".

Esto no es lo que piensa el cartonero Ramos, quien sostiene que en los meses de la fiebre era "imposible" encontrar papel y cartón si uno empezaba a trabajar más allá de las diez de la noche. Ramos coincide con otros cuatro cartoneros consultados, todos veteranos, que trabajaron antes de la ingente competencia y que recogen cartón independientemente del precio del mercado, ya que es su único modo de vida.

Es imposible saber cuántos camiones peinaron por la noche las calles en los ocho meses de fiebre del cartón. Ramos habla, a ojo, de cientos. Ricardo Solís, director de la empresa recogedora de cartón Solís, en Alcorcon, cuenta que en los ocho meses de bonanza las colas en su báscula de pesaje eran "de cientos y cientos de coches y furgonetas".

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Los cartoneros se retiran por la bajada de precio

En el centro de Madrid viven, sobre todo, personas mayores, viene a decir el informe municipal, que prosigue: "Como es natural, de personas mayores se pasa a la categoría de jubilado en poco tiempo, bajando de manera contundente el poder adquisitivo de las mismas. Esto hace que consuman menos y, por tanto, produzcan menos residuos". Se añaden otras causas: "La situación económica del país y la eliminación de empresas por suspensiones de pagos o quiebra [produce que] el centro de la ciudad se desertice poco a poco porque no vivirán personas en esa zona y el numero de empresas bajará, con lo que el número de trabajadores también disminuirá".José Juan Toharia, sociólogo, precisa que, de los argumentos aportados por el Ayuntamiento, el que más le convence es el del cartón: "El envejecimiento de la población y el despoblamiento del centro de las ciudades no explican algo tan coyuntural como es que la basura decrezca un 6,8% en ocho meses". En los primeros ocho meses de 1994 la basura en estos distritos de centro descendió, con respecto a los mismos meses de 1993, en 8.300 toneladas. De 1994 a 1995, las toneladas descienden más del doble. "Es un salto demasiado grande", añade Toharia.

El concejal socialista Rafael Merino también opina que el factor determinante del enigma es la recogida de papel por parte de los cartoneros.

Esquirol, que lleva muchos años como gerente, tampoco cree mucho en estas razones sociológicas. "Es el dios mercado, que es impredecible, el que lo decide todo", argumenta.

En cualquier caso, el descenso de las toneladas de basura le ha resultado rentable al Ayuntamiento. Unas 18.600 toneladas menos, a razón de 8.850 pesetas por tonelada, que es lo que paga a la empresa FCC, suman algo más de 164,5 millones de pesetas. Si los cartoneros han sido los causantes de todo el ahorro, y a no ser que los magnates de Corea decidan de nuevo comprar papel, el Ayuntamiento volverá a pagar el año que viene una factura bastante más cara.

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