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El juicio de la 'casa de los horrores' da carnaza nueva a la prensa amarilla

El juicio contra Rosemary West, de 41 años, acusada de colaborar con su marido en la matanza de diez jóvenes cuyos cadáveres fueron desenterrados por la policía en el jardín de la casa que compartían en Gloucester, se ha convertido en un filón de morbo para la prensa sensacionalista británica. Aunque no hay testigos directos, los tabloides han encontrado suficiente carnaza en las historias relatadas por otras jóvenes que se alojaron en la casa de los horrores. Algunas de las que fueron huéspedes de los West durante los cruciales 16 años en que se cometieron los crímenes han arrojado luz sobre la clase de vida desordenada, sexual y moralmente sin barreras, que llevaba la pareja. Un material de primera mano para la prensa amarilla, que ha pagado sumas considerables por algunas de las mejores historias. Primero fue Caroline Owens, antigua canguro en casa de los West, contando con pelos y señales su terrible suplicio en el diario The Sun. Después, otra de las inquilinas de la misteriosa casa entre 1977-1978, Elizabeth Brewer, cuyo testimonio escuchó el viernes el jurado de Winchester, reconoció haber recibido dos millones de pesetas de un periódico por sus exclusivas memorias. El relato de Owens era de los que ponen los pelos de punta, pero había algo en la profusión de detalles que despertaba serias dudas sobre su autenticidad.

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