Bancos antimendigos en la plaza de Chamberí
La plaza de Chamberí tiene un nuevo mobiliario urbano, con bancos antimendigos, de los que se muestra orgulloso el nuevo concejal del distrito, José Antonio García Alarilla.El diseño repite el modelo tradicional, porque es difícil innovar en un artilugio callejero destinado a proporcionar asiento a los viandantes, pero incorpora una barra equidistante de los extremos, con lo que aparenta ser un cómodo reposabrazos de utilidad insospechada en numerosas circunstancias.
De esta forma, un hambriento chiquillo puede tomar un punto de apoyo para mordisquear gozoso un espléndido bocadillo, un calmoso pensionista trazará un ángulo de 90 grados con el brazo para acariciarse la sien y algún opositor desquiciado por la dureza del temario sostendrá las páginas de ofertas de empleo sin que le tiemble el pulsó.
Por cualquiera de estas circunstancias, y otras muchas sin describir, el bienhechor. Alarilla debería ser recompensado con una prima doble en el próximo Consejo de Administración de la Funeraria Municipal, en el que es presidente, si no me equivoco; acertada designación teniendo en cuenta los magníficos enterramientos de automóviles que ejecutó en su anterior cometido de concejal de Circulación, haciendo de Madrid una maravillosa necropolis de atascos.
Sin duda, todos podremos disculparle, que jamás nadie pueda ya tumbarse en esos bancos víctima de un mareo (un suponer). De lo que se trataba era de que los vagabundos yazcan en el suelo, que ya inventaremos después algún repelente eficaz que aniquile esa plaga.- .
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