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Crítica:CINE: LA CAJA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Brillante historia de una calle

A pesar de hacer el número 14 dentro de su filmografía, La Caja es el segundo largometraje que se estrena comercialmente en España de Manoel de Oliveira, el gran cineasta portugués y uno de los más grandes talentos del actual cine europeo. Sin embargo, su obra tiene un desarrollo muy peculiar. Debuta a principios de los años treinta , con el cine sonoro, pero trabaja de manera muy esporádica durante la dictadura del general Salazar, sus películas adquieren una nueva vida a partir de 1975 y comienza a rodar una al año de gran complejidad y personalidad desde que cumple 75 años.Rodada a los 86 años, La Caja es una obra menor en cuanto sólo dura 93 minutos frente a las varias horas que suelen durar sus más complejos proyectos, pero se sitúa entre sus mejores trabajos. Escrita a partir de una obra teatral de la escritora Prista Monteiro, la acción se desarrolla íntegramente en una empinada calle del conocido , típico y popular barrio Alfama, de Lisboa, y tiene un tono costumbrista, al narrar dos días de la vida de algunos vecinos y cómo se desencadena una tragedia.

Director y guionista: Manoel de Oliveira

Fotografia: Mario Barroso. Portugal, Francia, 1994. Intérpretes: Luis,Miguel Cintra, Beatriz Batarde, Diogo Doria, Isabel Ruth, Sofia Alves y Ruy de Carvalho. Estreno en Madrid: Ideal (V.O. subtitulada).

No obstante, al estar el realismo y todavía mucho más el costumbrismo en las antípodas del habitual estilo de Manoel de Oliveira, incluye algunos guiños que aclaran que sus intenciones van más allá de hacer un personal montaje de la obra de Prista Monteiro. Desde el niño que sólo es un muñeco hasta el ciego que canta fados, que en un determinado momento se quita sus gafas oscuras y guiña un ojo a la cámara, sin olvidar el breve ballet que separa los dos días en que se divide la acción y los constantes anacronismos que nacen del hecho de ser una obra de la primera mitad de siglo rodada en época actual sin hacer modificaciones en la trama.

Rodada en un hábil juego de planos fijos, La Caja tiene un deslumbrante comienzo con un largo plano siguiendo a un vigilante nocturno borracho que descubre el decorado donde se va a desarrollar la acción. Así mismo conviene destacar la excelente fotografía de Mario Barroso y. el buen juego interpretativo del grupo de actores, entre los que cabría destacar a Ruy de Carvalho en el papel de tabernero, Beatriz Batarda en el de la hija e Isabel Ruth en el de la vendedora de altramuces.

El resultado es un personal sainete lisboeta sobre la vida cotidiana, pero sobre todo encierra una mínima parábola sobre las relaciones entre las personas. Dentro de la obra de Manoel de Oliveira , donde es fácil apreciar una clara influencia francesa, se sitúa entre sus trabajos mejores y más portugueses.

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