Preocupación

Hemos venido leyendo con preocupaclón los reportajes que se publican en EL PAÍS en tomo a Venezuela, sus problemas económicos y sociales, una supuesta violencia en todos los ámbitos de la vida cotidiana y referencias alarmantes a la crisis económica y la fuga de inversionistas extranjeros. Decimos con preocupación porque es notoria la falta de objetividad de la corresponsal y el interés alarmista que demuestra en cada texto enviado, sin que jamás haya hecho mención a ninguna actividad positiva, en el campo cultural, social y económico, que también se cumple en Venezuela.En nuestro país, como en todos los países del mundo, acaecen circunstancias de flujo y reflujo en su economía, en la vida política. Sin embargo, todos sabemos que, al lado de las lamentables discordias, se produce una vida creadora donde la dignidad espiritual del ser humano sale a flote y son numerosas las pruebas de una concordancia y una vida civilizada, que las acciones funestas de los traficantes del odio y el ejercicio de la delincuencia no pueden ocultar. Junto a las dificultades que plantea la convivencia civil, hemos logrado un país estable, con una producción petrolera que asegura la solvencia económica y que ha generado una razonable infraestructura industrial. Hay en mi país el máximo respeto a los extranjeros, sin ningún tipo de discriminación geográfica, racial, lingüística, religiosa o social, dentro del ejercicio pleno de los derechos humanos y el goce de todas las garantías democráticas que consagra nuestra Constitución. Evidentemente, se contemplan dificultades de carácter económico. Se padece una deuda externa, como tantas naciones, y se transita por problemas de inseguridad ciudadana como en la mayoría de los países del mundo actual. Son notorias las contradicciones en que la señora Vinogradoff incurre en sus notas de corresponsalía. Habla de un alarmante éxodo por parte de los ciudadanos, españoles que, según ella, huyen de la inseguridad y de la crisis, a la vez que admite que el propio cónsul adjunto de España en nuestro país, don José María Laviña, asegura "que no hay una salida masiva de los mismos". Por otra parte, no advierte que esos viajes abundosos se deben indudablemente al proceso vacacional y que en ningún momento los viajeros -salvo los entrevistados por ella- han manifestado su intención de no retornar-