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El escritor mexicano Carlos Fuentes asegura que Ia ficción es más cierta que la vida"

Julio Ortega publica una biografía del autor de "La muerte de Artemio Cruz"

Rocío García

¿Es cierta la ficción e incierta la vida o cierta la vida e incierta la ficción?" se pregunta Carlos Fuentes. "Yo voto por lo primero. La ficción es más cierta que la vida" contesta. El más importante representante de la narrativa mexicana superadora del realismo asegura que cuando escriba su autobiografía inventará amores que nunca ha vivido. Será la contribución del novelista a la historia. De momento, Fuentes es el biografiado de Julio Ortega, quien ha escrito Retrato de Carlos Fuentes, dentro de la colección Galería de Grandes Contemporáneos de Círculo de Lectores. La editorial inicia al mismo tiempo la publicación de la Biblioteca Carlos Fuentes, con la edición de La muerte de Artemio Cruz.

"Siento una gran distancia, una perspectiva que creo que es lo bueno para el sujeto de la biografía, poderse ver uno fuera de uno mismo como un fenómeno exterior, ver al otro, no un doble, sino otro. Ese otro fue y yo soy siempre, hay una gran diferencia", asegura Carlos Fuentes (Ciudad de Panamá, 1928) sobre el. retrato que le ha realizado el profesor peruano Julio Ortega y que acaba de ser publicado.Para el autor de Terra nostra, "uno no debe escribir sobre sí mismo cuando está viviendo los hechos". "Hay que establecer una distancia y a veces dar una oportunidad a la ficción propia para que se manifieste", asegura Fuentes, quien recuerda maravillado lo que hizo André Malraux en sus Antimemorias. "Malraux hizo algo extraordinario. Reprodujo hechos muy comprobados de su vida junto a otros que eran totalmente inventados. Ma1raux, por ejemplo, nunca estuvo en la revolución china, la vio desde un barco de turismo en Shangai, tampoco pilotó aviones en la guerra de España, no sabía ni manejar un automóvil".

- Fuentes tampoco sabe manejar un automóvil, pero ese no lo incluirá en su autobiografía cuando la haga. Incluirá amores que no ha vivido más que en la imaginación. ¿Y qué mejor? "Incluiré una parte ficticia porque es la parte quizás que quisiera haber vivido o que viví en un cierto plano onírico o imaginativo, que para mí tiene tanta realidad como lo que pasa por la realidad objetiva. Es el novelista el que completa la historia siempre. Hay un momento en que el historiador no puede ir más lejos, porque está encadenado a la objetividad, al documento, al hecho y el novelista en cambio está creando tiempos nuevos. Es lo que diferencia a una novela de la confesión. La confesión tiene que tener el tiempo propio de lo que se confiesa, una novela no tiene por qué respetar el tiempo de diálogo de sus personajes, tiene que inventar un tiempo nuevo. Es la diferencia también entre la biografía y la novela, la biografía trata de eliminar las paradojas de la vida del biografiado, el novelista tiene que insistir en la paradoja como el caldo mismo de la novela".

Fuentes no es un fenómeno con tres cabezas: la persona, el escritor y el político. "No es posible separarlos. Mi generación llegó a la literatura en América Latina cuando la insistencia política, tanto del nacionalismo como de la izquierda, era excesiva. Hicimos una literatura abierta al mundo, muy receptora de influencias, pero sin perder la dimensión social y política de la misma literatura. 0 sea, hay que saber conducir una carroza muy difícil con dos caballos, el caballo político y el literario, estar atentos al mismo tiempo para que ninguno se desboque"., asegura.

Hay algo en su biografía que traspasa todo lo imaginable: sus amigos. "La amistad es un elemento central en mi vida. Mis mejores amigos, que no cabrían en un listín de teléfonos, son de la escuela en Chile y en México. Un hombre sin amigos es un hombre muerto y por desgracia hay mucha gente que no entiende el valor de la amistad y que prefiere tener cortesanos y no amigos. Es una forma de muerte".

Piropos y olvidos

Y si de Octavio Paz, un antiguo amigo, ya se ha olvidado -"él decidió terminar nuestra amistad y yo respeto su decisión"-, de García Márquez dice la cosa más bonita que quizás se pueda decir de un escritor: "Es el mejor novelista de la lengua española desde Cervantes". Sobre Antonio Muñoz Molina, un autor al que admira y lee, dice que tiene más méritos para ingresar en la Real Academia Española que la mitad de los académicos. "Y además es una decisión propia de uno. Yo creo en la famosa frase de Rubén Darío: 'De las academias, líbranos, señor'. Yo no entraré nunca en una academia, porque he luchado mucho contra ellas. Cuando yo empecé a escribir, las academias sofocaban al idioma español. Lo que estamos haciendo en América Latina es romper con las academías, darles de bofetadas, mandarlas al carajo, hacer un idioma distinto, nuevo. Y ahora me da un poco de pavor que los neologismos que los autores latinomericanos inventamos entren en las academias".

. Fuentes asegura que todas las noches se acuesta ansioso de que llegue la mañana para ponerse a escribir y que la angustia que tiene es la del que sabe que uno empieza escribiendo para vivir y termina escribiendo para no morir. "Ojalá tenga tiempo de terminar mi proyecto literario", exclama. ¡Ójala!.

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