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China, amonestada

¿Qué queda de la euforia internacional que saludó la entrada de China en el posmaoísmo, hace 15 años? Si el mercado chino aguza siempre sus ambiciones, hay que constatar que las relaciones entre Pekín y su entorno -próximo o lejano- están ahora marcadas por el sello de la sospecha. La propensión de los sucesores de Mao Zedong a explotar la fibra nacionalista para compensar la hecatombe ideológica del régimen inquieta abiertamente a sus interlocutores internacionales.Si la retórica, dudosa, de una "especificidad" cultural que eximiría a Asia de la concepción "occidental" de los derechos humanos puede dar el pego entre ciertos regímenes autoritarios de la zona, las gesticulaciones neoimperiales de Pekín no engañan a nadie.¿Qué decir entonces de un Occidente que Comienza a darse cuenta de que su complacencia pasada no ha sido forzosamente pagada? Estados Unidos decidió en 1994 no hacer depender sus relaciones comerciales con China del estado del los derechos humanos en este país.

( ... ) En cuanto a Francia, cuyo nuevo jefe de Estado alimenta una pasión por Extremo Oriente, no podrá fingir ignorar este cambio de clima en torno a China. Pasado el episodio poco glorioso de la "normalización"' bajo el Gobierno de Édouar Balladur, sería oportuno que el nuevo equipo presionase a Pekín para ajustarse al código de buena conducta internacional.

, 26 de mayo

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