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Crítica:CINE: 'UN REGALO PARA PAPÁ'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Niños, putas y cursilería

Desde que hace poco más de 30 años Vincente Minnelli narrara en su irregular comedia El noviazgo del padre de Eddie los esfuerzos de un niño para que su padre viudo se casase con la vecina de enfrente, se han sucedido las series de televisión y las películas sobre el mismo tema, pero sin lograr superar nunca el discutible interés del original por el ternurismo que acarrea la historia.Ahora, el cada vez menos exigente con su trabajo ex actor Richard Benjamin vuelve a tratar el mismo tema en esta película aprovechando la cada vez más amplia invasión de cintas norteamericanas protagonizadas por niños y logra un producto que rezuma cursilería por todos sus fotogramas.

Para tratar de modernizar la vieja historia, el niño intenta que su padre se case con una prostituta a quien ha conocido cuando buscaba a una mujer que se desnudase por dinero, hay una mínima intriga de traficantes de droga, el padre es un aguerrido ecologista dispuesto a ir a la cárcel por defender sus ideas y ella lava su muy oscuro pasado comprando los terrenos que el padre trata de que no urbanicen.

Milk money (Un regalo para papá)

Director: Richard Benjamin. Guionista: John Mattson. Fotografía: David Watkin. Música: Michael Convertino. Estados Unidos, 1994. Intérpretes: Melanie Griffith, Ed Harris, Michael Patrick Carter. Estreno en Madrid en los cines: Rex, Minicines, Plaza Aluche, Multicines El Torreón, Multicines Royal, Parque Oeste.

Sin embargo, Un regalo para papá, mala traducción castellana del brillante original de Milk money, no es más que otra tradicional comedia sentimental, sin el menor atractivo, donde todo es previsible desde un principio, desarrollada con muy poca gracia, pensada como trampolín de lanzamiento del nuevo niño prodigio Michael Patrick Carter.

Atractivo Griffith

Más allá de un guión lleno de tópicos, que colecciona lugares comunes, sensiblería y cursilería, y una dirección que se limita a servirle con tanta falta de imaginación como ramplonería, el único atractivo de Un regalo para papá es Melanie Griffith. Gracias a su trabajo consigue que el papel de la puta tenga entidad, que algunas de las múltiples escenas entre ella y el niño no queden ahogadas en cursilería, que se permanezca despierto durante su excesiva duración.

Aunque no se comprende por. qué, desde hace ya demasiado tiempo, se empeña en protagonizar algunas de las peores películas que se hacen actualmente en Estados Unidos, lo que no es decir poco.

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