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El Prado celebra sus 175 años con Federico de Madrazo, el mejor retratista del siglo XIX

Las ampliaciones de espacios y de plantilla, necesidades más urgentes del museo

El 19 de noviembre de 1819 abrió sus puertas al público el Museo Real de Pinturas, sin actos oficiales, con la ausencia de Fernando VII y del pueblo de Madrid. Ayer, 175 años después, numerosos invitados invadieron las salas temporales del Museo del Prado para asistir a la inauguración de la retrospectiva del pintor Federico de Madrazo y Kuntz (1815-1894), el mejor retratista de la sociedad isabelina del siglo XIX, director de la Academia de San Fernando y del propio museo en dos periodos. La ministra de Cultura, Carmen Alborch, dijo que "la nueva etapa será grandiosa".

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Los 175 años del Prado se conmemoraron ayer con la exposición de Federico de, Madrazo en las salas temporales del museo, situadas en la puerta baja de Goya. El primer día de su apertura al público como Museo Real de Pinturas, esa zona estaba oculta por un terraplén. Tras el paso por la rotonda los visitantes podían acceder a los tres salones que contenían la primera colección de 311 pinturas españolas. Los invitados de ayer, en gran parte prestadores de obras, estuvieron más pendientes de identificar lo! retratos que de los problemas que acosan a la institución en este aniversario, identificado por un logotipo de Andreu Alfaro.Un pintor del siglo XIX entra por primera vez en el edificio de Juan de Villanueva del Prado, ya que el Casón del Buen Retiro dedicó una muestra en 1973 a Eduardo Rosales. El director del museo, José María Luzón, y el comisario de la exposición, José Luis Díez, jefe del departamento de arte del siglo XIX, destacaron ayer la consagración definitiva de Federico de Madrazo como el mejor retratista de su época, junto a la dedicación a la pinacoteca como director.

La muestra, patrocinada por la Fundación Central Hispano, se ha montado -hasta el 29 de enero- en dos salas de la planta baja, con 75 pinturas (retratos de Isabel II, la condesa de Vilches, la marquesa de Montelo, los hijos del pintor, la Resurrección del Señor, el Gran Capitán), y en una de la planta alta, con 70 obras sobre papel, entre dibujos y litografías. Las obras proceden del propio museo, que tiene en el Casón del Buen Retiro una colección de 44. retratos; del Patrimonio Nacional; de la Real Academia de Bellas Artes; del palacio de Versalles, y, sobre todo, de coleccionistas privados españoles.

"La primera dificultad era reunir las mejores obras d¿ este artista tan prolífero, que llegó a pintar 650 retratos y otras piezas de composición. En el Prado se cuelgan los mejores retratos y las composiciones históricas y religiosas más desconocidas, y varias inéditas", señala el responsable científico, José Luis Díez, autor también de la muestra sobre pintura histórica española del siglo XIX.

También destacó el "espléndido estado de conservación de las obras", tras pasar por los talleres del museo 50 obras para su limpieza y restauración, junto con 22 marcos y ocho nuevos, en una precisa labor de ebanistería y dorado. Junto al catálogo se han editado dos gruesos volúmenes con el epistolario del artista, un total de 574 cartas escritas entre 1834 y 1894 a su padre y sus hijos, también pintores, en donde se reflejan el trabajo y las opiniones del artista. Unas cartas a su hijo Raimundo, recientemente descubiertas, se han donado al museo.

La ministra de Cultura y el director del Prado coincidieron ayer en las necesidades más urgentes del museo: las ampliaciones de, espacios de uso público y de exposición y de la plantilla. Carmen Alborch se mostró optimista sobre el futuro, al iniciarse el próximo año la reparación, de las cubiertas, dentro del plan general de necesidades aprobado por el patronato y los grupos parlamentarios. "Los problemas del Prado se han planteado en otros museos y después de 175 años hay que adecuar las instalaciones. El Prado es un museo francamente magnífico del que nos tenemos que sentir orgullosos todos los españoles".

El presidente del patronato, José Antonio Fernández Ordóñez, destacó el apoyo político al museo al plan de necesidades. Las primeras medidas serán la, ampliación de la plantilla y las obras en las cubiertas a partir del mes de marzo de 1995, tras aprobarse el concurso público, con una inversión de unos 1.300 millones en dos años.

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