Victoria Abril en América

Con Jimmy Hollywood Victoria Abril, que rueda con regularidad en Francia, debuta en el cine norteamericano bajo la dirección del irregular Barry Levinson, realizador de filmes como Diner (1982) y Rain Man (1988), y curiosamente resulta ser una de las mejores cosas de esta desigual película.Su punto de partida no puede ser más atractivo. El candidato a actor y empedernido cinéfilo Jimmy Alto vive en un cada vez más degradado Hollywood, buscando el papel que le haga triunfar en el cine. Un día, tras el robo de la radio de su automóvil, decide tomarse la justicia por su mano, atrapar al ladrón y entregarlo anónimamente a la policía. La repercusión que el hecho tiene en los medios de comunicación le hace darse cuenta de que este papel de justiciero es el que tanto ansiaba y decide interpretarlo hasta el final. Los principales problemas que hacen que Jimmy Hollywood no llegue a ser lo que promete son básicamente tres. El guión está mal construido, la historia tarda en comenzar, se desarrolla apresuradamente en su parte central y al final se acumulan sucesivos desenlaces. El peso de la acción se concentra en exceso en el personaje central y tanto su amigo como su novia resultan demasiado marginales.

Y sobre todo, porque Joe Pesci no sabe dar en ningún momento el patetismo del personaje, tiende demasiado a la caricatura.

Estrafalario

Con su estrafalario atuendo, su movimiento sin fin y su constante verborrea, sobre todo frente a la moderación del trabajo de Christian Slater y la humanidad que Victoria Abril da a su mínimo personaje, Joe Pesci hace que el irregular trabajo de dirección de Barry Levinson se resquebraje y en ningún momento logre lo que pretendía.Con un actor más moderado y dúctil que hubiese sabido encontrar el difícil punto entre la comedia y la tragedia en que se mueve su personaje, Jimmy Hollywood hubiese podido ser una divertida comedia policiaca.