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Un tercio de los votantes eslovacos apoya al populista Meciar

Quienes como Lubomir Feldek, un relevante intelectual eslovaco nacionalizado checo, pensaban hasta ayer que Eslovaquia iba a tener desde hoy "el Gobierno aburrido que, según Europa, necesita" pueden haber cometido un grueso error de apreciación. A falta de que el recuento oficial lo confirme hoy, las encuestas poselectorales anticipan una afluencia de votos por encima de lo esperado para el partido del ex primer ministro dos veces depuesto VIadímir Meciar, el enemigo público número uno de la actual coalición gobernante, que dirige el centrista Jozef Moravcik.

El alza del Movimiento para una Eslovaquia Democrática (HZDS) de Meciar, al que los sondeos preelectorales concedían como mucho el 25% de los sufragios y al que ahora aseguran haber votado casi el 31% de los electores, coincide con la caída en un porcentaje similar de la coalición socialdemócrata que encabeza Peter Weiss, Elección Común. Este conjunto de cuatro partidos que incluye a los verdes y está pilotado por los ex comunistas de Izquierda Democrática (SDL) baja, según las proyecciones difundidas por la Radiotelevisión eslovaca, desde un l8% largo a poco más del 12%.Weiss es todavía la piedra angular del Gobierno eslovaco. Su partido, con 28 escaños, es el más nutrido de los cinco que, sin otra cosa en común que su aparente desdén por Meciar, sustentan desde marzo a un Ejecutivo de transición.

La importante subida de Meciar, un político populista al que se acusa de demagogia y de una ejecutoria económica poco clara en sus casi dos años al frente del anterior Gobierno, y el descenso de los ex comunistas de Weiss, que acariciaban prolongar en Eslovaquia una vuelta triunfal al estilo húngaro o polaco, serían las dos sorpresas de la doble jornada electoral en que los eslovacos han elegido su primer Parlamento tras la partición amistosa de Checoslovaquia en enero de 1993.

La posibilidad de que Vladímir Meciar, abogado y ex boxeador de 52 años, pueda formar Gobierno inquieta seriamente al mundo del dinero. El estancamiento económico de Eslovaquia y la falta de inversión extranjera son atribuidos en buena parte al clima de incertidumbre política y confrontación propiciado durante el mandato del líder del HZDS, cuyo estilo directo y desgarrado goza de gran predicamento en las zonas más deprimidas del país. Meciar es partidario de detener el actual proceso de privatización, no ahorra los epítetos descalificadores a los húngaros y otras minorías étnicas y mantiene un duelo personal con el jefe del Estado, Michal Kovac, elegido en 1993 para cinco años, al que considera un intrigante.

La Coalición Húngara de tres partidos que representa al medio millón largo de húngaros de origen que viven en Eslovaquia y reivindican mayor autonomía se situaría cerca del 11% y en una posición que a ningún futuro Gobierno le será posible ignorar.

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