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EN EL CORAZÓN DEL HORROR

La ONU eleva a 60.000 el número de personas que morirán de cólera en Goma si sigue la epidemia

Alfonso Armada

ENVIADO ESPECIAL"La epidemia de cólera que padecen Goma y los campos de refugiados que la rodean no ha llegado a la cima. Una vez alcanzada esa cota, se mantendrá estable durante dos semanas antes de empezar a descender. El 6% de los refugiados [unas 72.000 personas, si se da por buena la cifra de 1,2 millones de refugiados ruandeses en la zona de Goma, al noreste de Zaire] contraerá la enfermedad. Con los medios con que hoy contamos, el 901/o de los que contraen la enfermedad mueren". Son palabras de Serge Malé, epidemiólogo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El programa Alimentario Mundial, de la misma ONU, ha instado a los refugiados a volver a Ruanda, lo mismo que los presidentes ruandés, Pasteur Bizimungu, y zaireño, Mobutu Sese Seko.

Mobutu también se comprometió ante Bizimungu a desarmar a los alrededor de 20.000 soldados hutus que viven entre los refugiados y, agruparles en zonas especiales, separadas de los campos donde más de 10.000 personas han muerto ya por la epidemia de cólera, según cifras que la propia ACNUR considera muy conservadoras.A juicio de Malé, parece claro que la enfermedad se desató en Goma y que el incesante ir y venir de los refugiados la extendió por la región. Malé admite que ACNUR se enfrenta a dos soluciones que son malas: tratar de que los refugiados se curen aquí, donde las condiciones son pésimas para, al menos, un 1,2 millones de personas, o tratar de que vuelvan a Ruanda, y correr así el peligro de extender la enfermedad cuando. crucen la frontera. "Pero si quieren volver, no podemos impedírselo", admitió Malé.

De momento, son muy pocos los que han emprendido el retorno. A través de varios pasos fronterizos y de las montañas, unas 30.00.0 personas han vuelto al país de las mil colinas, según manifestó Ray Wilkinson, portavoz de ACNUR en Goma. Wilkinson reconoció que la política favorable a la repatriación se encuentra con la oposición de muchos alcaldes e interahamwe (los que atacan juntos, la milicia juvenil del partido de Juvenal Habyarimana, el presidente ruandés, asesinado el 6 de abril), que propagan la idea de que "es mejor morir de cólera en Zaire que volver a Ruanda", donde gobierna el protutsi Frente Patriótico Ruandés. El hombre fuerte de este movimiento, Paul Kagamé, llamó ayer desde Kigali a los refugiados a volver a casa, aunque recalcó que los responsables de las matanzas deben ser juzgados.

Mientras tanto, la vida no mejora en Goma y su círculo infernal de campos. Cuando uno cree que ya no caben más estampas en la retina del horror, basta elegir una nueva carretera para darse cuenta del error. Así el campo de Mugunga, a 20 kilómetros al noroeste de Goma: 60.000 refugiados en una tierra inhóspita y decenas y decenas de muertos acostados al sol junto a las esteras y cocinas de los vivos, hileras de desamparados esperando una ración de comida, con los pies enfangados en un charco inmundo. A dos metros, seres paralizados por la muerte, con los brazos alzados en un último gesto de asirse al mundo, sin que una manta piadosa o una estera cubra sus vergüenzas, la muerte obscena que reina aquí.

El portavoz de ACNUR indicó que, a la vista del gran número de cadáveres que siguen en las calles, la quema de los cuerpos está en estudio, aunque solamente como último recurso. Es posible que no quede más remedio que ponerla en práctica en los próximos días. Ayer fueron abiertas nuevas fosas comunes, y algunos camiones volvieron a acometer la tarea de recoger los cadáveres que hacen de la región de Goma el más penoso cementerio a cielo abierto del mundo. Los soldados franceses expresan sin ambages su desolación por su labor de enterradores: "Hay muchos soldados enfermos, con diarrea y depresión. Queremos irnos cuanto antes", admite un legionario.

Pero el drama tiene más caras ocultas. Así lo subraya Daniel Augstburger, representante de la Cruz Roja Internacional para Ruanda y Burundi, quien afirmó ayer que más de un millón de personas necesita ayuda de emergencia en el interior de la propia Ruanda. Según Augustburger, que acaba de visitar él suroeste ruandés, en la zona bajo control francés, las condiciones en que se encuentran cerca de 500.000 desplazados "son peores que las de aquellos que han cruzado la frontera de Zaire".

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Desde el pasado día 15, la Cruz Roja ha distribuido en Goma 810 toneladas de comida a más de 700.000 refugiados, y ha comenzado un programa para facilitar 8.000 toneladas de alimentos mensuales a los desplazados dentro de Ruanda.

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