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Luis Roldán agota su cosecha de repente

El vinatero se queda sin existencias en tres días tras conocerse la mala suerte de la marca comercial con su nombre

Vicente G. Olaya

Luis Roldán está apurando las últimas botellas de su bodega de Villaconejos (2.850 habitantes). Este vinatero de 30 años se quejaba a principios de semana porque la Guardia Civil había dejado de comprarle el vino -que le suministraba desde hacía cinco años- por coincidir su marca con el nombre del ex director general de esta institución. Pero desde el martes (fecha en que EL PAÍS dio a conocer la noticia) ha vendido más botellas que en los tres meses anteriores."Estoy apabullado por la respuesta recibida desde toda España. No sé qué decir ni cómo dar las gracias. Tenemos pedidos de restaurantes y de empresas cuya existencia desconocíamos hasta ahora. Nos hemos quedado sin etiquetas suficientes para las botellas", comentaba ayer.

Los teléfonos de este vinatero de Villaconejos y de sus familiares suenan continuamente. "Ignoro cuántas llamadas y visitas habremos recibido en estos días. Todos se han portado estupendamente con nosotros. No paro de conceder entrevistas a todos los medios de comunicación. Recuerdo perfectamente la primera llamada después de publicarse mi caso. Fue una radio a las seis de la mañana. Me pregunté: ¿quién telefoneará a estas horas? En ese momento no me podía imaginar lo que se me venía encima. Pocas horas después, el teléfono de mi casa estaba colapsado. Mis vecinos recibían llamadas de gente desesperada pidiendo vino. Hubo personas que llamaron al Ayuntamiento para que les reservasen botellas. He tenido compradores hasta de Suiza".

El industrial comenta: "Sólo he negado dos entrevistas. No acepto hablar para los llamados reality shows. Soy un industrial orgulloso de sus caldos que ha tenido un problema provocado por la mala suerte. No soy un caso raro que necesita ser exhibido".

Luis Roldán desconoce cuántas botellas ha vendido en estos cuatro últimos días: "No me ha dado tiempo a hacer los cálculos, pero he vendido la producción de tres meses. Estoy reservando algunas botellas para mis clientes tradicionales. No les voy a dejar sin el auténtico vino Luis Roldán. Un restaurante nos encargó ayer, por ejemplo, 1.000 botellas. Mucha gente las compra como recuerdo o como curiosidad. Estoy desbordado y me falta tiempo para preparar la próxima cosecha".

Asesores de imagen

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Algunas instituciones, como la Consejería de Agricultura de la Comunidad de Madrid, se han interesado también por los problemas de esta bodega centenaria: "Me dijeron que iban a impedir que el vino de Madrid fuese rechazado por una simple casualidad. Me han ofrecido publicidad, pero la he rechazado porque carezco, de momento, de capacidad para aumentar la producción. Mis productos son totalmente artesanales. He recibido también llamadas de asesores de imagen ofreciéndome su cooperación".

Sin embargo, Luis Roldán echa de menos dos llamadas: la de la Guardia Civil y la de algún vinatero de la zona. "Comprende, que los primeros no me llamen, pero no entiendo que mis compañeros no lo hagan. Yo sólo hablo bien de los vinos de Madrid y no desprecio a nadie", cuenta entristecido.

Apoyo de otros Roldán

El industrial considera también que los madrileños desconocen en gran medida los vinos de la región: "Creo que sufrimos riojitis. La mayoría prefiere un Rioja o un Valdepeñas a un vino de Madrid con denominación de origen. Mi consejo es que un día hagan la prueba y pidan un caldo madrileño. No importa la marca".

Más adelante cuenta que otros homónimos suyos le han llamado. "Me emociona recordar las llamadas de personas que también se apellidan Roldán mostrándome su apoyo; y de un grupo de trabajadores de una empresa madrileña. Me dijeron que iban a hacer una colecta para comprarme vino".

Luis Roldán tiene, tras este repentino éxito de sus caldos jóvenes, nuevos proyectos. "Me gustaría poner en el mercado, en menos de dos años, el primer reserva Luis Roldán. De todas formas, elaborar un crianza es algo muy complicado y dificultoso. Se necesita un mínimo de dos años". Y promete: "Si alguna vez vuelve a España el otro Luis Roldán, le regalaré una de mis botellas".

El vinatero añade: "Lo más bonito de esta historia no es haber vendido casi toda mi cosecha, sino haber recuperado mi buen nombre".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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