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El Mapei bloquea la carrera

Van Poppel gana el 'sprint' de Valencia en vísperas de los Pirineos

Carlos Arribas

La hija de Maurizio Fondriest nació el día que su padre ganaba la Milán-San Remo y el ciclista italiano la llamó Victoria. Ayer Tony Rominger tuvo un hijo y, cauteloso, ni le ha puesto Victorio ni Victorino, ni Víctor. Le ha llamado Robin, no sé sabe si por admiración al bandido de los bosques de Sherwood o simplemente por su eufonía. No se ha arriesgado con un nombre de celebración y eso que tiene más de media victoria en el bolsillo. Y con el equipo que gasta, aún más.Si en Benidorm el corredor suizo entrecerró la puerta de la sorpresa y dejó la Vuelta lista para el bloqueo, la víspera pirenaica comenzó a cumplirse la tarea. Como si se entrenaran para una contrarreloj colectiva, los corredores del Mapei llevaron al pelotón sin aliento en los momentos clave de ayer. No hubo resquicio para la salida individual: marcaron una ley que se plasmó en la media más elevada de lo que va de Vuelta. Dejaron a todos que se pelearan en el sprint.

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Juan Carlos González Salvador, el pequeño sprinter bilbaíno, apareció hace una semana con la cabeza rapada. El pelo ha vuelto a crecerle con rapidez y cuándo se le dice que se lo vuelva a rapar, que si no no gana, él responde que le da igual, que ni con melena ni a cero da una. Se sentía cansado antes de salir y a punto estuvo de contradecirse. Por lo menos quedó segundo detrás de Van Poppel, que no es moco de pavo. Y más en una recta como la de Valencia. 800 metros anchos para que pudiera desplegar la potencia de sus 186 centímetros de altura y 80 kilos de peso en todo su esplendor. Sin cuestas ni curvas y contracurvas. Ninguna habilidad era necesaria más allá que la de lanzarse en el momento oportuno y dejar que las piernas lo hicieran todo. El corredor holandés, de 31 años, lograba así su novena victoria en las Vueltas que ha disputado, rompiendo momentáneamente el empate a ocho que consiguió Rominger en Benidorm.

"Resignación e inteligencia", anuncia Mínguez, pero el director del Banesto lo dice con las gafas de sol puestas y no se le pueden ver los ojos. Luego se las quita y te mira fijamente para prometerte que no miente. "Lucha", promete Sáiz, que queda mucha Vuelta. "Tranquilidad", pide Juan Fernández, que esto va bien pero aún no ha terminado. La etapa reina de los Pirineos se afronta por parte de los principales equipos con una cara muy distinta.

Las sutilezas tácticas entran en juego. "La de Sierra Nevada", dice Montoya, "fue sencilla de controlar para el Mapei. Era un comienzo llano y luego una larga subida de 30 kilómetros. El que iba, iba, y el que no, se quedaba. En Andorra será diferente. Hay mucho terreno para intentar poner en apuros a Rominger".

El Banesto no jugará, anuncian en su cuartel, ninguna baza específica. Todos trabajarán para todos, los cuatro ciclistas, buenos escaladores, que tiene entre los 10 primeros de la general. Ni Zarrabeitia, ni Delgado, ni Montoya, ni Aparicio tendrán, en principio, más trabajo que el de estar ahí arriba. El ONCE anuncia el regreso de Rincón -el colombiano, decepcionante en Benidorm, tendrá libertad de acción ante Rominger- y la mejoría de Zülle. Y el Mapei, Juan Fernández, espera sacar provecho de todo.

"Correremos con una ventaja", dice el cauto director granadino. "Entre los demás se van a pegar por la segunda plaza y por los triunfos de etapa. Entonces, el Banesto, por ejemplo, que no ha ganado aún ninguna etapa, montará toda una estrategia no para hundirme a Rominger, sino para conformarse con la etapa, lo que pueden lograr lo mismo con cinco segundos que con un minuto. Creo que sólo atacarán en el último kilómetro".

Eso si les deja Rominger. "No es que quiera ganarlo todo", dice Fernández, pero las etapas, la montaña y la regularidad llegan por añadidura a su trabajo". Y por su filosofía. "Es más fácil jugar al ataque que a la defensiva. Y si yo ataco, entonces los otros tendrán que defenderse". A lo que añade Fernández: "Si todo va bien, normal, si no pasa nada extraño, lesiones, caídas o catarros, Rominger saldrá de los Pirineos con un par de minutos más de avance.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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