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El fin de temporada multiplica las agresiones a los árbitros

La última jornada disputada en el fútbol madrileño se puede considerar como la más pacífica de la temporada. Tanto el público como los jugadores tuvieron un comportamiento tan correcto que incluso los responsables de la federación han mostrado su extrañeza, dado que a medida que se acerca el final de la temporada los incidentes con los árbitros se multiplican.Alguna excepción a tan buen comportamiento sí hubo. En un torneo local de Alcalá de Henares un aficionado le propinó una patada en el trasero al colegiado, quien cayó al suelo de bruces. Se enfrentaban en ese partido el Venecia y el Henares, dos conjuntos de la localidad alcalaína. En un momento dado el agresor saltó al terreno de juego y soltó su puntapié con tanta potencia como tino. Quizá a ello le ayudó el ser jugador de fútbol, concretamente del equipo de Segunda Regional del Venecia. Por si esto fuera poco, se trata del hijo del presidente del club.

Fue éste el único incidente reseñable de una jornada modélica en el fútbol regional madrileño y de todo punto distinta a la anterior, la del 6 de febrero, que batió récords en cuanto a agresiones arbitrales se refiere: cinco árbitros agredidos, cuatro campos clausurados y tres jugadores, todos ellos del mismo equipo, sancionados con más de diez partidos.

En la Asociación Madrileña de Árbitros son conscientes de que se acercan tiempos difíciles. Ocurre todas las temporadas. La proximidad del final de la Liga hace que, a partir de febrero, los incidentes se multipliquen. Quienes acaban pagando tales excesos casi siempre visten de negro.

Y de negro vestía el domingo, día 6, Raúl Gutiérrez, árbitro de Segunda Regional. Él fue el encargado de dirigir el partido entre el Racing Ches y el Villa Rosa, cuya duración no pasó de los 75 minutos dado el cariz que tomaron los acontecimientos. La expulsión de tres jugadores del Racing Ches cuando el Villa Rosa ganaba 1-4 no acabó de gustarle a ciertos seguidores locales, que trataron de agredirle.

El Comité de Competición decidió también clausurar el campo del Racing Ches y sancionar a sus tres jugadores expulsados.

Luis Morales fue castigado con 20 partidos de suspensión por agredir al árbitro con una indisimulada patada. Su companero Iván Cortázar descansará 15 domingos por insultar al colegiado y agredir a un rival.

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Un tercer jugador, Jesús García, fue suspendido con 10 partidos por pegar a un contrario.

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