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El rey del 'comic' italiano Milo Manara reúne su obra erótica en Milan

Parte de la muestra es un homenaje al cineasta Federico Fellini

Juan Arias

ENVIADO ESPECIAL, Federico Fellini no dejó hijos, pero sí muchos huérfanos. Entre ellos al rey del comic italiano Milo Manara, cuyo erotismo, mezcla de inocencia y malicia, tanto gustaba al autor de La dolce vita. Milo Manara (Bolzano, 1946), veneciano de adopción, inauguró el pasado viernes, en el palacio Bagatti Valsechi de Milan, la primera gran exposición antológica de su obra con dibujos y pinturas. Manara prepara actualmente un filme de dibujos que dirigirá Roman Polanski.Milo Manara confesó en Milán que la muerte de Federico Fellini lo ha dejado vacío. "Me falta estar sentado a su lado y escucharlo, como hice infinitas veces", dijo.

Por ello Manara ha querido en su primera muestra antológica dedicar un "homenaje a Fellini". Y los organizadores, la región de Lombardía, la provincia de Milán y la sociedad Ponderosa Arte, han querido ofrecerle -precisamente en consideración al recuerdo del gran Fellini que la exposición quiere ser- uno de los rincones más bellos de Milán. Las 114 obras de Manara, entre pinturas y viñetas, se exponen en las diversas salas del palacio Bagatti Valsechi, en la calle Santo Spirito 10, en pleno corazón de los santuarios de la alta costura milanesa, entre las calles de Monte Napoleone y La Spiga. La muestra coincide con el momento de los desfiles de los grandes modistos.

Basta echar una ojeada a la exposición -que estará abierta al público hasta el 28 de febrero y merece ella sola un viaje a Milán- para darse cuenta de que el arte refinado de Manara es una mezcla de sueño, sensualidad y erotismo. Manara posee un sexto sentido para escudriñar el planeta femenino; sus mujeres tienen algo de intrigante e infantil, son soñadoras y malvadamente despiertas a la vez.

En la inauguración de la exposición, el dibujante declaró: "Las mujeres de verdad son más bonitas que las que yo pinto". Pero lo cierto es que la noche del jueves, los trabajadores que colgaban en los muros los cuadros de Manara se quedaban en éxtasis, desde lo alto de las escaleras, contemplando las obras entre sus manos sin decidirse a usar el martillo.

Los lápices de Manara, negros o de color, han creado un estilo que muchos han intentado en vano imitar, porque posee unos trazos elegantísimos, distantes y hondamente sensuales al mismo tiempo. En verdad más sensuales que eróticos.

En la parte de homenaje a Fellini pueden observarse, además de algunos dibujos del maestro desaparecido, los originales del comic de Manara Mastorna y Viaje a Tuffin, y que son la representación de dos guiones cinematográficos que el director de cine nunca llegó a realizar. Manara, que en su juventud fue un trotamundos, vive hoy con su mujer, dos hijos y un centenar de animales.

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