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UN DEBATE POR EL EMPLEO

Parados de Astano

"Parado nadie lo está por gusto, aunque te den el doble de sueldo. Yo prefiero trabajar en Astano y ganar menos". José Seco tiene 47 años, de los que pasó siete en el paro, acogido a los Fondos de Promoción de Empleo. Repescado en 1991, trabajó dos años más en el astillero. Ahora vuelve a estar en situación de regulación de empleo.De oficio soldador, gastó su juventud construyendo petroleros en el astillero que Astano tiene en Ferrol, hasta que la reconversión naval de 1984 le convirtió en un "pájaro enjaulado". "Estás sujeto a que te llamen para trabajar dos o tres días. Te sientes un parásito. Te levantas, das una vuelta por el barrio y acabas hablando siempre del mismo tema con compañeros también parados. Te sientas a comer, estoy engordando una pila de kilos".

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José vive, al igual que 600 familias que dependen de Astano, en el barrio de San Valentín. Una urbanización que creció a la sombra del astillero. Al abrirse el Canal de Suez, se necesitaron petroleros más pequeños, por lo que el gran Astano dejó de recibir encargos. Ahora, las imponentes grúas permanecen inmóviles, al igual que los altos edificios del barrio, levantados durante el desarrollismo de los años sesenta.

"Muchas veces estoy en la cama y me digo: ya no me levanto hoy. ¿Para qué me voy a levantar? Y la mujer que te echa de la cama a escobazos, si no es que te quedas hasta la hora de comer. ¿Dónde coño voy a ir yo hoy? ¿Qué voy a hacer?".

La crisis de Astano dejó una huella de desgana en el rostro de José Seco. La reconversión del astillero dejó más secuelas en su compañero, José Luis Serantes, de 61 años, que en 1984 se acogió obligatoriamente a la jubilación anticipada.

"Yo mismo me encontraba con ganas de trabajar, de ser útil; me sentí un parásito, un subsidiario del Estado y me hizo daño, tanto que estoy todavía a tratamiento psíquico".

Veinte años trabajando de técnico de organización en la empresa, en la actualidad mata el tiempo colaborando en la Asociación de Promoción Social de San Valentín. Tenía 52 años cuando estalló la crisis en su empresa y no lo dudó. "Pensé en dejar Astano, porque era mejor la prebenda de cobrar la pensión que buscar otro empleo; era más seguro. Tenía una categoría alta, antigüedad y salía con un nivel que económicamente no iba a encontrar en otro sitio". Antes de la reconversión Astano tenía 8.000 trabajadores. En la actualidad tiene 1.900 operarios en plantilla. 400 trabajan en la factoría y el resto están regulados. A pesar de tener garantizado el 80% del salario hasta que se jubilen, no se consideran "parados de lujo".

"Somos parados obligatorios a la fuerza", dice José Seco. "Y a lo mejor, muchas veces, sería positivo ser un parado de los otros, pues te buscarías más la vida, ahora no puedes hacerlo. ¿A dónde voy a ir yo? ¿Buscar empleo en otro lugar? No lo voy a encontrar como éste que tenía en Astano.

"No somos unos parados de lujo", dice José Luis Serantes, "porque no debemos salir de la empresa con un nivel inferior. Lo que sí es una injusticia es lo que está haciendo el país con los otros parados, que están en la miseria y en la pobreza".

José Luis Serantes no quiere declarar cuánto dinero recibe por la pensión -"más de 100.000 pesetas", asegura- Una pensión con la que sueña José Seco, a quien le preocupa cuánto pueda recibir cuando deje de trabajar definitivamente. Por ahora tiene dos meses más de paro, entonces espera volver a trabajar durante un año. Luego, no sabe, de nuevo regulado, de nuevo en el paro con el 80% del salario, de nuevo como un "pájaro enjaulado".

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