Ruido y salud
¿Qué serpiente de verano es ésa de que las autoridades están preparando una ley más severa contra el ruido, si son ellas las primeras que, incluso en sus construcciones, dan mal ejemplo? Así, mientras en Europa (no sólo en el norte, sino en Francia e Italia) hasta los pueblos tienen pantallas de protección acústica, aquí se inauguran sin ellas nuevas vías rápidas en el mismo Madrid capital.¿Qué broma de mal gusto, insistamos, es el hablar de aumentar las multas cuando las estadísticas demuestran que no se ponen prácticamente nunca las ya existentes? Ni, repitámoslo, en Madrid, con un alcalde que desde su toma del cargo no deja de gritar que perseguirá de un modo especial (y tan especial, por lo que se ve) los ruidos. Sin salir de mi casa, en la plaza de la Virgen del Romero, he de soportar entre otros ruidos:
1. El de alarmas ilimitadas, (tan prohibidas como ineficaces) que se disparan con frecuencia, día y noche, en ciertos establecimientos.
2. El toque violento y continuado de bocina de ciertos conductores incivilizados, incluidos los de la EMT, ante las dificultades del tráfico.
3. Incluso el voceo, a voz en grito, de su mercancía, día tras día, de un empleado de la ONCE cuya administración responde a las quejas que "el pobrecito es mayor, está acostumbrado a eso" (es decir, a molestar).
¿Nuevas leyes, pues, contra la contaminación acústica? ¡Mucho ruido... y poca salud! Eso es lo que sufrimos por todas partes (es decir, tanto a derechas como a izquierdas).-
