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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Violencia en el metro

Soy una usuaria habitual del metro y por desgracia se me ha convertido en un espectáculo frecuente el observar cómo son despojados de sus carteras en los trenes, durante los trayectos, los viajeros.El día 29 de julio se rompió la monotonía silenciosa de dicho espectáculo, cuando a las 11.30 horas de la mañana, entre Gran Vía y Sol, se produjo una discusión entre un señor, de unos cincuenta años, y un joven que parecía ser suramericano. El motivo era que el joven increpaba al señor porque éste había hecho una seña a un viajero que estaba siendo trabajado por otro individuo y había evitado que fuera robado; a los pocos segundos el señor fue acorralado por otros tres individuos, con rasgos y acentos (inequívocos) de peruano, marroquí e italiano, que le acosaron. El señor se dirigió al resto de los viajeros y nos explicó la situación, cosa innecesaria para los viajeros porque ya nos habíamos percatado de ella, y automáticamente se produjo un vacío a su alrededor.

Fue amenazado con navajas, insultado, escupido y golpeado, ante la pasividad del resto de los viajeros. Los cuatro individuos se bajaron ufanamente, vanagloriándose, en la estación de Tirso de Molina.

Reconozco que no intervine, aunque estaba indignada y sentía que nos lo estaban haciendo a toda la sociedad (pero en especial a los presentes), porque tuve miedo, pero me siento culpable de todas las veces que he sido espectadora pasiva de la delincuencia, y de una forma especial en esta ocasión, en que a poquito que hubiéramos manifestado un apoyo, aunque sólo hubiera sido de protesta, no hubiera ocurrido el suceso y los delincuentes no seguirían con el convencimiento de que están en sus dominios y que pueden seguir operando tranquilamente.

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¿Hasta cuándo vamos a ser insolidarios cuando somos espectadores? Porque, sin embargo, ¡bien que ansiamos la solidaridad cuando somos los directamente afectados!

Mientras no se tomen medidas efectivas, como las de que la poquísima vigilancia que hay en el metro haga patrullaje de verdad por los trenes y pasillos y no esté plantada en los vestíbulos, y además vayan de paisano, no con llamativos uniformes que alertan a los delincuentes, que lo único que hacen es esperar a que pasen para seguir después campando a sus anchas, el viajar en el metro se ha convertido en un riesgo potencial que por desgracia algunas personas tenemos que correr, eso sí, rezando para que no tengamos la mala suerte de que ese día nos toque a nosotros.- Antonia Gálvez Hernán.

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