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En busca del ángel guardián

José Luis y Pedro Ballesteros intentan encontrar al conductor que ayudó a salvar la vida de su hermano

Dos hombres buscan denodamente a un desconocido. Alguien que no les debe dinero y que no les ha causado ningún perjuicio. Sólo quieren encontrarle para agradecerle que tendiera una mano vital a su hermano Mariano Ballesteros, de 19 años. Este último cayó al vacío desde un segundo piso, mientras hacía una instalación de gas en una vivienda del pueblo de Vallecas, el 27 de julio. El conductor anónimo se detuvo, introdujo al accidentado en su coche y en 10 minutos se plantó en el hospital Gregorio Marañón.El altruista desconocido abolló su coche, preocupado únicamente por llegar a tiempo al centro sanitario, según el testimonio de un compañero de trabajo que acompañó a Mariano en su urgente viaje. Esa mañana, en las inmediaciones del hospital, había un enorme atasco. El conductor no se lo pensó dos veces. Se subió a la acera y esquivó todo lo que se le puso delante.

Al final consiguió su objetivo. "Los médicos nos han dicho que en estos casos la rapidez es fundamental", asegura José Luis. Mariano ingresó en estado de Coma profundo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital. "Exteriormente sólo tenía un rasguño en el codo, pero por dentro estaba destrozado", cuenta su hermano.

El trabajador tenía traumatismo craneo-encefálico, una clavícula rota y heridas internas en los pulmones. Su pronóstico era muy grave. Los médicos temieron por su vida durante los 11 días que permaneció inconsciente.

Pero Mariano está ya fuera de peligro. Salió ayer de la zona de cuidados intensivos y ahora des cansa en una habitación del Gregorio Marañón donde ayer por la tarde mantuvo una charla con sus familiares. "Está mucho mejor, cada día recupera más funciones orgánicas", comenta José Luis, a quien se le ha pegado un poco la jerga médica. No es extraño, porque los dos hermanos de Mariano y sus padres le visitan a diario.

A Mariano le gusta el alpinismo, el rock duro y salir con los amigos de su barrio, el de Pacífico (en el distrito de Retiro), cercano al lugar del accidente. "Quería irse de acampada este verano con sus amigos; esperemos que pronto pueda estar en contacto con la naturaleza, que es lo que realmente le gusta", añade José Luis.

El joven accidentado llevaba trabajando sólo dos meses en una compañía instaladora de gas. "Tenía una gran ilusión por quedarse en la empresa, que, por cierto, se ha portado estupendamente con él", asegura su hermanano Pedro. "A los tres meses de trabajo, hubiese cumplido el tiempo de prueba y le hubieran hecho un contrato más largo", agrega.

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Los hermanos Ballesteros sólo tienen una preocupación, además de la recuperación de Mariano." Es que ni siquiera le hemos dado las gracias", repiten José Luis y Pedro, de 34 y 35 años, respectivamente. "Quisiéramos pagarle los desperfectos del coche pero, sobre todo, agradecerle el gesto desinteresado que ayudó a salvar la vida a nuestro hermano", añaden con gesto sincero.

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