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La peligrosa herencia nuclear soviética

Rusia no tiene capacidad técnica para dejar de verter sus enormes residuos radiactivos al mar

Rusia no tiene capacidad técnica para dejar de efectuar a corto plazo vertidos al mar de desechos radiactivos, a pesar de que las autoridades son conscientes de que con ello transgreden las leyes internacionales. Esta es la dramática situación que se constata en el capítulo de conclusiones del informe elaborado por una comisión interministerial de expertos por encargo del presidente Borís Yeltsin. "Paralizar los vertidos al mar de los residuos radiactivos sin solucionar simultáneamente el problema de su tratamiento en tierra es realmente imposible", señala el informe de los expertos.

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Los expertos son conscientes de que la normativa interna que regula esos vertidos "no se corresponde, e incluso contradice la Convención de Londres y otros acuerdos internacionales, así como la ley de la Federación Rusa sobre la protección del medio ambiente, de 1991".La paralización de esa práctica, agrega el informe, "comportaría una mayor acumulación de residuos radiactivos en los lugares en que se producen, empeorando la situación radiológica y ecológica en general, lo que acarrearía un aumento de la tensión social y una amenaza real para el personal y la población".

Esta sombría perspectiva se debe a que "están saturadas las instalaciones de almacenamiento temporal de los elementos combustibles gastados", los residuos denominados de alta actividad, que son los más peligrosos. Los desechos sólidos de los submarinos atómicos y otros buques de propulsión nuclear, agrega el informe, "se están acumulando en contenedores, al aire libre".

La comisión que elaboré este trabajo estuvo presidida por el asesor del presidente para temas de medio ambiente y salud, Alexéi Yablokov, y en ella participaron miembros de todos los ministerios e instituciones implicados en el problema, incluidos el Ministerio de Energía Atómica y el Cuartel General de la Armada. El informe fue difundido a primeros de mes al tiempo que fue presentado a la prensa (ver EL PAÍS de 3 de abril), pero el capítulo de conclusiones se ha dado a conocer posteriormente.

"La decisión tomada en 1982 por el Gobierno de la Unión Soviética de construir almacenamientos especiales para acoger los reactores desmontados de los submarinos, el primero de los cuales debía estar completado en 1993, no se ha cumplido", señala el informe.

Falta de preparación

A causa de los acuerdos de desarme un buen número de submarinos nucleares están siendo puestos fuera de servicio. En estas unidades es preciso retirar del reactor el combustible gastado -altamente radiactivo-, luego hay que desactivar el entorno del reactor para su reutilización o desguace y separar su núcleo para almacenarlo en instalaciones adecuadas. "Pero en virtud de la falta de preparación tecnológica", agrega, "este esquema es inviable a gran escala".

Acabar con los vertidos de esos residuos al mar requiere la puesta en marcha de un programa especial ya elaborado cuya conclusión, según los expertos, precisa unos cinco años y 1.000 millones de rublos (unos 150 millones de pesetas).

La Armada soviética -ahora rusa- efectuó vertidos masivos de residuos líquidos y sólidos en los océanos Artico y Pacífico porque éste era el método más barato de eliminarlos.

Rusia dispone de 235 buques dotados de propulsión nuclear: 228 de la Armada -en su mayoría submarinos- más siete rompehielos. En total, 407 reactores atómicos están en servicio: 394 en unidades militares y 13 en los rompehielos. Esa enorme flota produce anualmente 20.000 metros cúbicos de residuos radiactivos líquidos y 6.000 metros cúbicos de sólidos.

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