La cabra de Manganeses
Escribo esta carta movida por la indignación, la vergüenza y la tristeza. Estoy indignada porque otro año más (24 de enero de 1993), ante la mirada impasible de un Ayuntamiento y una Delegación de Gobierno cobardes, se ha maltratado y arrojado desde un campanario a otra cabra en Manganeses de la Polvorosa (Zamora).Siento vergüenza porque la repetición de este acto deleznable sólo es indicador de la profunda ignorancia y del escaso desarrollo cultural en que viven sumidos todos los primates del género homo de ese pueblo zamorano.
Me dan pena, porque todos los que han participado activa o pasivamente y los que han permitido que se tirase la cabra son unos cobardes: cientos de animales contra uno. Siento tristeza porque su escaso desarrollo les impide inventar otro tipo de acontecimientos para sus fiestas, y su primitivismo les induce a repetir este tipo de actos. ¡En qué profunda infelicidad deben vivir para disfrutar con el sufrimiento de los otros mamíferos!
Considero que el Gobierno, no puede callarse una vez más, es una vergüenza; la Unión Europea
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