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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Administra y vencerás

En el mundo de la música pop los buenos siempre ganan. Parece que lo hacen porque sí, sin necesidad de dar una sola explicación, sin hacer concesiones. Sin enseñar sus cartas. Pero no es cierto. Los buenos ganan siempre porque son ellos quienes escriben su propio guión. Porque tienen la sartén por el mango. Y Mecano, el grupo pop español más importante de los últimos anos, no es una excepción a esta regla. El primero de sus tres conciertos en Madrid fue una demostración de saber y poder, un derroche de medios y canciones, y además, toda una sabia lección de cómo administrar una renta.Sólo un imprevisto podía hacer fracasar la velada. Algo como, por ejemplo, un fallo en la voz de Ana Torroja. Pero ni con ésas. Gravemente resquebrajada por una laringitis, la garganta de la parte femenina de Mecano supo aguantar el tirón. Dosificó su renta vocal, ayudada por el resto del grupo, y logró terminar a trompicones un recital largo y denso. Sobrevivió.

Mecano

Ana Torroja (voz solista), Nacho Cano (teclados, guitarra y voces), José María Cano (teclados, guitarra y voces), Angel Celada (batería) y Javier Quílez (bajo y guitarra). 17.000 personas. Madrid, 15 de septiembre. Plaza de Toros de Las Ventas.

Dos horas y media de música es mucho tiempo para una cantante rota. Pero la Torroja aguantó el chaparrón sin titubeos, con una profesionalidad fuera de toda duda y con evidentes ganas de complacer al público de su ciudad. A los diez minutos de comenzar el concierto, las estrofas a capella del tema Aire la dejaban en evidencia. Ni se inmutó. Dos horas más tarde, cuando defendió El peón del rey de negras, el enorme esfuerzo realizado hacía que su voz apenas respondiese. Ni un atisbo de duda. Aún pudo atacar un popurrí final que terminó de enloquecer a las 17.000 personas reunidas en Las Ventas.

Una estructura modélica

Mecano es una empresa con una estructura modélica. Nacho y José María Cano escriben los éxitos. Ana Torroja les da vida. En directo, este proceso es aún más evidente que en sus grabaciones. Pese a sus problemas físicos, Ana cargó sobre sus espaldas con todo el peso del espectáculo. Y supo resolver ante un público amplio y predispuesto al aplauso fácil. "Bocadillos de Mecano", canturreaban los vendedores ante las numerosas familias.El montaje que el grupo presentó resulta impactante. Tanto que llega el momento en que se puede perder el contacto visual directo con el artista. ¿Dónde están los Mecano?, se preguntaban algunos. Nacho puede metamorfosearse. Ana es capaz de disfrazarse de Loles León para cantar Haway Bombay. José María, mucho más prudente, se convierte en el personaje introvertido que necesita todo gran grupo. Todo sirve. Los Mecano de los noventa están definitivamente por encima del bien y el mal.

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