Albert Boadella califica como incompetencia el veto de la Sociedad Estatal a Els Joglars

"Más que mala intención, el veto a Els Joglars en la programación teatral de la Expo es un caso de incompetencia". Así calificó ayer Albert Boadella, director de la compañía, el que Yo tengo un tío en América, una producción del Quinto Centenario, no estuviera incluida desde el principo en la Expo. La obra, que se representará en el Teatro Lope de Vega durante diez días, está en Sevilla por el empeño del director del teatro, José Luis Castro. Según Boadella, es "una situación muy incómoda para los responsables de la Expo".Yo tengo un tío en América, es según su director un espectáculo más ingenioso que maligno. "El Quinto Centenario sabía que nunca haríamos apología de la conquista de América. Y la obra es una visión desde el subconsciente colectivo de los españoles de la colonización americana. No es una visión detractora sino una reflexión a distintos niveles", explica el director que ha convertido en manicomio al escenario, a los psiquiatras en conquistadores y a los pacientes en indígenas americanos.

Boadella cree que la compañía ha salido ganando. "Ahora estamos en Sevilla y durante durante diez días", añade alegre el cabeza de la compañía. "Lo grave es que la Expo hace una muestra de lo más representativo del teatro español e internacional y no inclye a una compañía, que ademas de cumplir 30 años de existencia, tiene un público importante", continúa.

"La discriminación de la compañía mueve a toda clase de dudas, como la impunidad con la que trabajan algunos funcionarios. La única razón para descartarnos debería ser la falta de calidad. Pero fuera de esto no puede haber ningún motivo político o estético por medio. Porque lo importante no es el gusto del funcionario sino la demanda del público", prosigue el director, que aclara que el veto de la Expo fue muy anterior a la elaboración del espectáculo.

"Antes de empezar la creación del espectáculo, la Expo vetó nuestra presencia aquí. La decisión última fue de Alfonso Riera, responsable de actividades culturales de la Expo", apunta Boadella. "Cuando nosotros empezamos a expresar nuestra protesta tampoco se enmendó el asunto. Sólo el director del Teatro Lope de Vega siguió en contacto con nosotros".

"Pero el asunto viene de lejos. Cuando Marsillach dirigía el INAEM, ya expresó su recelo al Quinto Centenario por producirnos una obra. Le parecía un riesgo. Se creó una bola de nieve y un tabú en torno a Els Joglars; era más cómodo que no estuviéramos por si se nos ocurría hacer alguna cosa rara para el espectáculo".