_
_
_
_
_
Reportaje:

Cambio cromos sanguinarios

Iniciativa legal en EE UU para prohibir la venta a los niños de láminas de asesinos célebres

En Nueva York, una ciudad en la que los niños van armados a la escuela, un representante demócrata y un senador republicano acaban de iniciar una particular batalla legal para prohibir la venta de unas colecciones de cromos con las efigies de los asesinos más sanguinarios de la historia como protagonistas. Las estampas, que están a la venta en las tiendas de tebeos y otros lugares frecuentados por niños, detallan en su reverso la lista de desmembramiento s, violaciones y asesinatos de cada uno de ellos. Con la libertad de expresión pisándoles los talones, los dos políticos tratan de sacar adelante una ley estatal en Nueva York que prohíba que los menores de 18 años intercambien el cromo de Charles Manson por el del carnicero de Milwaukee como si de dos ídolos del deporte se tratara.

La popularidad de los cromos, que están agotados en la .mayoría de los puntos de venta, ha llevado a otras compañías a animarse a lanzar nuevas versiones, a pesar de las críticas sobre su morbosidad. Leer cualquiera de estas estampas puede ser escalofriante: "Edmund Emil Kemper, necrófilo, asesino de masas", anuncia uno de los cromos bajo el rostro del criminal. Si la información no refresca suficientemente la memoria del comprador, el reverso amplía el historial del individuo en cuestión: "A los 13 años despedazó a su gato. En mayo de 1972, mató a dos chicas, las desmembró y enterró sus pedazos por el monte... En septiembre, violó y decapitó a una adolescente de 15 años. En enero de 1973, Edmund mató a otra mujer, se llevó su cuerpo a casa y mantuvo relaciones sexuales con el cadáver... Finalmente, mató a su madre de un navajazo. en la laringe por considerar que hablaba demasiado".

Por muy estremecedor que resulte este negocio, «la información que llevan los cromos es pública y, según los que mantienen que una prohibición sería anticonstitucional, no es ni más ni menos terrorífica que cualquier noticia que contemplen por la televisión o lean en los periódicos.

La realidad no es excusa suficiente para paliar el dolor que padecen los familiares de los asesinados, según explicó Ellen Levin, abogada de los derechos de las víctimas y madre de una chica que fue asesinada en el Central Park hace seis años. Entretanto, cada grupo de cromos se vende por unos diez dólares. Mientras el negocio prueba su rentabilidad, la batalla legal para librar a los niños de la amenaza continúa.

En su declaración conjunta, el representante demócrata por Queens en Ja Asamblea del Estado de Nueva York, Alan Hevesi, y el senador del Partido Republicano Christopher Mega, se preguntaban: "¿La depravación nos deja ya impasibles o quizá estamos tan inmunizados que no nos preocupa que se comercie con asesinos como si se tratara de héroes del deporte?'.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_