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ALBERTVILLE 92

El COI evita que su comisión médica incluya la aspirina como producto prohibido

El comité ejecutivo del COI ha impedido en sus últimas reuniones que su comisión médica incluyera la aspirina entre sus productos prohibidos. Fuentes del COI han mostrado su descontento por el protagonismo "exagerado" de algunos miembros de la misma y de los grupos de trabajo creados para luchar contra el dopaje. Aun valorando su labor y la necesidad de controlar una práctica contra la ética deportiva, se critica el interés en traspasar barreras que no les corresponden. El COI quiere limitarse a su jurisdicción competitiva, los Juegos. Su línea será la de marginar sólo las sustancias que dañen la salud.

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En el COI no se olvida que, cuando se detectó el positivo del atleta canadiense Ben Johnson en los Juegos de Seúl 88, los médicos saltaban de alegría como si hubiesen encontrado un tesoro. Existe en el máximo organismo el temor de que, en ese camino cada vez más cercano a descubrir los deportistas que recurren a productos indebidos, aparezca demasiadas veces una autosatisfacción de los doctores como si pugnaran por una medalla.El último ejemplo que ha trascendido ha sido el interés por prohibir la aspirina incluyéndola en la lista de las sustancias dopantes. "No sé cómo voy a funcionar hoy", ha llegado a decir, sonriendo, uno de los miembros del COI. La 98ª Sesión aceptó hace unos días la inclusión de dos estimulantes, la amineptina y el mesocarbe. Con ello, para los Juegos de Albertville y Barcelona, suman un total de 42. Además, 19 analgésicos-narcóticos, 16 esteroides anabolizantes, 15 diuréticos, nueve betabloqueantes y cuatro hormonas peptídicas o análogas. Luego, hay otros con restricciones, como anestésicos locales, córticoesteroides, marihuana o alcohol. La aspirina se ha salvado.

El alemán Manfred Donike, director del laboratorio de Colonia e integrante de las subcomisiones olímpicas de dopaje y bioquímica en el deporte y de la de control del doping fuera de las competiciones, dejó la Saboya con celeridad para investigar el último gran caramelo, el trucaje de las atletas Katrin Krabbe, Grit Breuer y Silke Moeller en Suráfrica. Este médico sale más en los medios de comunicación que muchos deportistas y de su influencia puede dar fe algún laboratorio español que corrió el peligro de perder su calidad de estar reconocido oficialmente por el COI simplemente por no haber cobrado sus servicios en Hispanoamérica. El negocio también está presente.

Donike, que tiene al lado, y ha tenido, el filón de la RDA o sus restos, trató por todos los medios de convencer al COI de la necesidad de contar con un laboratorio móvil para efectuar controles por sorpresa en los entrenamientos o en ciertas competiciones. La idea fue barajada mucho tiempo por el COI, pero se desechó por los enormes problemas legales que supondría fuera de su jurisdicción, los Juegos. El COI no quiere ser la panacea de los problemas y, en ese campo como en otros, ha dejado la supervisión o el control de los atletas a las federaciones internacionales y las nacionales.

Entre bastidores

Aquí, en la semana de reuniones de Courchevel, han vuelto a crujir entre los bastidores los entramados de la comisión médica. Lo primero fue la absurda intromisión de médicos y autoridades francesas protestando por el nuevo control genético a las mujeres para detectar casos de masculinidad. Cuando, aunque con más imperfecciones, se hace ya desde 1968 con la simple toma de muestras de saliva, se creó toda una polémica tratando de defender un examen ginecológico, que daña mucho más la intimidad de la atleta. El príncipe De Merode, el presidente de la comisión médica del COI, defendió con acierto el método, que guarda absolutamente el anonimato.

Sin embargo, fue una discusión que no tapó su "nerviosismo", como lo han calificado otros miembros del COI. Según ellos, De Merode se pasó al anunciar por su cuenta y riesgo,sin contar con el comité ejecutivo, que podrían efectuarse controles de sangre incluso ya en estos Juegos de Albertville. Dos vicepresidentes, el australiano Kevin Gosper y el canadiense Richard Pound, le desmintieron. De Merode, que perdió su puesto y la vicepresidencia en la ejecutiva hace dos años, no quiere pasar inadvertido. Es el sino de aquellos miembros del COI que quieren medrar además de viajar y exigir los mejores hoteles. A los dos días tuvo que decir que no había querido decir lo que dijo, pues los controles no llegarán a realizarse ni en los de Barcelona. Así, matizó que sólo se refería a la eritropoietina, el producto que oxigena artificialmente la sangre, pero que ya ha causado numerosas muertes al coagularla en trombos. "Con los problemas que hay ahora en esto de la sangre, ¿cómo vamos a implicarnos nosotros? Estaríamos locos", manifestó un alto portavoz del COI.

Además, según médicos cualificados, los controles de sangre no solucionarían el problema de detectar sustancias prohibidas porque, biológicamente, las personas no son iguales y el criterio de normalidad es diferente para cada una.

Con todo, el último ejemplo de exageración ha sido el intento de prohibir la aspirina. No sólo, ante casos así, sino dentro de una idea a perfilar, el COI quiere basarse en la lucha contra el doping en que los únicos productos prohibidos sean aquéllos que dañen la salud. En esa línea trata de que se centre su cuerpo médico.

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