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Los altos tipos de interés alemanes desestabilizan el SME y provocan las críticas de algunos países

Victoria Carvajal

El Sistema Monetario Europeo (SNIE) es una de las víctimas indirectas del coste de la unificación alemana. El Bundesbank, banco central alemán, ha situado los tipos de interés en su nivel más alto desde la II Guerra Mundial para frenar la presión inflacionista que se deriva (le las políticas de unificación. La necesidad de apoyar a sus monedas ha llevado al resto de los miembros del sistema -salvo el Reino Unido- a aumentar también sus tipos, cuando la mayoría de sus economías necesitan una medida contraria. Las quejas contra el Bundesbank -que en su informe mensual asegura que piensa mantener su política- no se han hecho esperar.

En algunos medios financieros, sin embargo, se dice que las críticas no deben ir dirigidas al banco central, sino a la política seguida por el Gobierno de ese país en lo que concierne a la unificación de las dos alemanias. El Bundesbank, que actúa independientemente, sólo cumple con su función al querer frenar la escalada de los precios, opinan fuentes del Banco de España.El aumento del gasto público y de los impuestos para financiar la unificación así como la subida de los salarios (entre el 6% y el 7%) durante 199 1, han disparado la inflación del 2,7% en 1990 al 4%, señala un informe de la agencia Moody's sobre la situación económica de Alemania un año después de la unificación.

El SME ha demostrado ser especialmente vulnerable a la tasa de inflación alemana. Las principales víctimas del endurecimiento de la política monetaria del Bundesbank han sido las monedas más débiles del sistema (libra esterlina y franco francés). La subida de medio punto de la principal tasa de interés alemana hasta el 9,75% el pasado mes de diciembre llevó al resto de los países, menos el Reino Unido, a modificar al alza sus tipos. El mecanismo de cambios del SME fuerza a otros miembros a ajustar sus políticas monetarias para mantener sus divisas en la banda que tienen asignada.

Mientras que Francia y pese a necesitar una medida expansiva para estimular su economía, ha perdido el pulso contra Alemania y ha subido sus tasas de interés, el Reino Unido -en grave recesión económica- ha mantenido las suyas a costa de debilitar su moneda.

La libra esterlina ha estado en el punto de mira del mercado en las últimas semanas, al cotizar a sus mínimos frente a la divisa alemana y al límite con la peseta, la moneda más fuerte del SME. En el Reino Unido se ha abierto un intenso debate sobre la posibilidad de devaluar la esterlina para frenar estas tensiones. La depreciación de la esterlina ha obligado al Banco de Inglaterra a intervenir en repetidas ocasiones.

Las autoridades británicas, en año electoral y con una economía seriamente deprimida, se encuentran ante la disyuntiva de subir tipos para apoyar su divisa o devaluar la libra. Contrarias a llevar a cabo esta última medida, por el peligro de importar inflación -vía importaciones más caras-, no les queda más opcion que encarecer el precio del dinero, aunque le pese a su economía.

Esta postura está apoyada incluso por miembros de la Confederación Industrial Británica (CIB) que prefieren, según recoge el diario Financial Times, que suban levemente los tipos de interés antes que la devaluación de la libra.

Las autoridades monetarias británicas se han quejado repetidas veces de los tipos de interés alemanes -en su nivel más alto desde 1945- y han lanzado mensajes al mercado sobre la posibilidad de que éstos bajen a corto plazo, tal y como lo hizo ayer el secretario económico del Tesoro, John Maples.

- El futuro de los tipos alemanes está directamente ligado a la evolución de la economía alemana. Quienes creen que el Bundesbank aflojará su política se basan en las expectativas más pesismistas, que sitúan el crecimiento de Alemania por debajo del 2% en 1992.

Sin embargo, el Bundesbank asegura en su informe mensual, presentado ayer, que que "el debilitamiento económico es coyuntural y no conducirá a una recesión", como temen los empresarios alemanes que piden un recorte de tipos. Por ello, el banco central descarta relajar su actual política.

La maniobra del Bundesbank para moderar los tipos depende de la negociación de las demandas salariales y el control del gasto público.

La peseta, por su parte, se mantiene estos días "fuerte, estable y sin problemas", señalan fuentes del Banco de España.

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