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Los directores dejan de ir a diario a Mercamadrid debido al gasto de taxis

El concejal de Sanidad del Ayuntamiento, Simón Viñals, ha decidido modificar las condiciones de trabajo de los inspectores de Mercamadrid para no tener que pagarles las 5.000 pesetas diarias que perciben por ir en taxi al puesto de trabajo. El resultado es que los ocho inspectores ya no acuden a Mercamadrid todos los días, lo que denuncian con preocupación sindicatos y oposición.

Viñals asegura que Mercamadrid, que controla más del 80% de las frutas y pescados que se consumen en Madrid, "no se va a quedar sin inspección", ya que allí seguirán prestando servicio los cinco veterinarios que hay ahora.El horario de trabajo de los inspectores -ocho- comenzaba a las cinco de la madrugada y concluía a las once de la mañana. A primera hora aún no funciona el transporte público, admite Viñals, por lo que el Ayuntamiento se hacía cargo de la factura del taxi. "Al final era mucho dinero. Algunos, incluso, venían en taxi desde Móstoles o Alcorcón", asegura.

La idea de Viñals es que estos inspectores estén más en contacto con los productos en los mercados de minoristas, filtro más cercano al consumidor, y que determinados días y horas de la semana visiten Mercamadrid y ayuden a los veterinarios a analizar los productos. "Sobre todo ahora que se aproxima la campaña de Navidad", explica el concejal.

Consumidor desprotegido

Las secciones sindicales de UGT y CC OO consideran, en cambio, que "dejar Mercamadrid sin inspección" vulnera el reglamento de funcionamiento de esa área comercial. El artículo 93 de ese documento obliga al Ayuntamiento "a ejercer la inspección de consumo" y a verificar "el etiquetado, normalización y condiciones de venta de los productos que allí se comercializan". En opinión de ambos sindicatos, esta medida "deja desprotegido" al consumidor.El concejal socialista Leandro Crespo, responsable en su grupo del área de Sanidad, también considera un error suprimir la figura del inspector en Mercamadrid, una superficie, explica, que en 1990 facturó, sólo en pescado, 25 millones de kilos de mariscos, 100 de pescado fresco y 43 de congelados. También facturó 939 millones de kilos entre hortalizas y frutales.

Crespo es partidario de que sean los inspectores de las juntas de distrito quienes se encarguen de analizar, desde su origen, los productos que lleguen a los mercados de minoristas.

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