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Borís Yeltsin declara que la dictadura es hoy imposible en Rusia

"No soy un dictador", afirma el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, y para demostrarlo aduce que la construcción de un Estado de derecho en lo que fue el elemento central de la anterior Unión Soviética establece toda suerte de controles sobre su mandato, como son el Parlamento y el Tribunal Constitucional. "Yo no tengo la última palabra, excepto en el poder ejecutivo. He delegado mi autoridad en cargos de la Administración y en representantes del poder local y regional", afirma.En una entrevista concedida durante su reciente estancia en Alemania, Yeltsin habla del "trágico y criminal experimento de 1917", al que atribuye que "el 55% de las familias rusas viva en la actualidad en la pobreza", para añadir que, sin embargo, es optimista por las grandes riquezas naturales y humanas de su país. "Ciento cincuenta millones de personas ofrecen un enorme potencial de creatividad. Tenemos un vasto territorio y recursos naturales ...; lo tenemos todo", dice como para darse ánimos.

Respecto a su compleja relación con Mijaíl Gorbachov, presidente de una estructura aún indefinida, pero que se presenta como futura sucesora de la Unión Soviética, Yeltsin asegura que quien ha cambiado, haciendo posible la cooperación entre ambos poderes, es "el otro".

"Formamos un equipo", afirma, y "mientras Gorbachov no varíe continuaremos así. A renglón seguido, sin embargo, añade que es él quien cuenta con un 70% del apoyo popular, contra sólo un 30% para Gorbachov. Así, el golpe de Estado frustrado de agosto pasado sirvió "para que les retorciéramos el cuello a los golpistas", y por ello "ahora el centro desempeña un papel menor".Sobre el futuro a largo plazo de su país, Yeltsin concluye expresando su convicción de que Rusia volverá a conquistar su posición en el mundo. Páginas 6 y 7

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