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Varias repúblicas sovieticas, reticentes a pagar la deuda externa

Representantes del grupo de las siete naciones económicamente, más desarrolladas (G-7) comenzaron ayer en Moscú el primer día de conversaciones con las autoridades soviéticas sobre el pago de la deuda externa de la URSS y sobre las propuestas de ayuda financiera a este país que traen consigo. Varias repúblicas soviéticas han puesto reticencias al pago de la deuda y entre ellas la repúblicas bálticas que ya no se encuentran en la URSS.

Los viceministros de Finanzas de Alemania, Canadá, EE UU, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón se reunieron el lunes por la mañana con Iván Siláyev, presidente del Comité Interestal de Economía (de hecho, primer ministro soviético) para tratar de encontrar una solución al problema de la deuda externa, calculada en 68.000 millones de dólares (unos 6,8 billones de pesetas).Aunque las repúblicas que integraban la Unión Soviética firmaron a fines de octubre pasado, durante la anterior visita de los representantes del G-7, un memorando comprometiéndose a pagar la deuda externa de manera solidaria y no diviéndola primero para luego hacerla frente en solitario, no todas parecen, dispuestas a cumplirlo. De las doce que firmaron el memorando, tres -Georgia, Moldavia y Ucrania- se han mostrado reacias al acuerdo y han puesto numerosas pegas. Además, las repúblicas bálticas parecen no querer saber nada de la deuda externa del país al que pertenecían hasta hace unos meses.

Iván Siláyev, sin embargo, se mostró optimista ayer antes de comenzar su reunión con los viceministros de Finanzas del G-7. Añadió que confía en que los representantes de Estonia, Letonia y Lituania, que se encuentran en Moscú, participen en las negociaciones y declaró que Ucrania "no tiene fundamento para no pagar, después de haber firmado el memorando hace menos de un mes".

Bielorrusia, Kazajstán, Rusia y Ucrania declararon la semana pasada que asumen la responsabilidad por la deuda externa soviética, pero advirtieron que no reconocerán "ninguna obligación tomada en nombre de la URSS sin su consentimiento por organizaciones federales e interrepublicanas después de que ésta de hecho ha dejado de existir como un solo Estado". En los tres días que estarán en Moscú los representantes del G-7, Siláyev espera renegociar la deuda externa soviética y obtener un respiro en los pagos para poder impulsar las reformas que el país necesita.

Ayer también se reunían los jefes de Gobierno de las doce repúblicas que aún permanecen en el marco de la URSS y que firmaron el tratado de comunidad económica. Los temas centrales que discutirán los primeros ministros son las reservas de moneda fuerte del país y el mecanismo para el servicio de la deuda externa.

Esta reunión comenzó en un momento de suma debilidad del poder central, que prácticamente se ha quedado sin fuentes de ingresos después de que el fin de semana pasado el presidente ruso, Borís Yeltsin, firmara una serie de decretos por los que toma el control de la producción de oro y metales preciosos, de la extracción y distribución del petróleo, liberaliza el comercio exterior, ordena a las empresas a vender el 40% de sus ingresos en dólares a Rusia y no al Gosbank, e introduce algunas medidas de protección social (eleva a 200 rublos, menos de siete 7 dólares al cambio turístico, el salario mínimo).

Los decretos tienden a proteger a Rusia del caos económico en que está cayendo la URSS, pero va en detrimento del tratado económico interrrepublicano, que, aunque firmado hace más de un mes, todavía no se pone en práctica, pues no se ha rubricado ninguno de la veintena de acuerdos anexos previstos.

Los jefes de Gobierno de las repúblicas que formaban la URSS también discutirán, anunció Siláyev antes de la reunión, un "paquete de propuestas" de, parte del Grupo de los Siete para prestarles una "ayuda financiera urgente hasta fin del presente año".

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