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EL BOXEO EN LA REGIÓN

Escuelas de machacar

Francisco Peregil

Los que tengan un trabajo o unos padres que le pongan un plato en la mesa dejarán la lucha profesional con las primeras lesiones serias. Otros colgarán los guantes por unos meses y volverán esporádicamente por 50.000 o 100.000 pesetas, aunque tengan muchas posibilidades de perder. No es tongo, es pelear a sabiendas de que en la otra esquina hay otro mucho mejor.Un profesional del gimnasio Metropolitano (6.000 pesetas de cuota al mes) lo apunta: "En Estados Unidos, un boxeador ha declarado que por 40 millones sería capaz de pelear contra Mike Tysson, Hollyfield y los mejores del mundo en la misma noche. Bueno, pues aquí lo mismo, pero por 40.000 pesetas. A lo mejor se están buscando la vida en la calle y esa noche consiguen un dinero fácil".El entrenador del club Atlético de Madrid, que entrena en el estadio Manzanares, concreta: "Muchos moros salen a pelear y se caen con los primeros puñetazos, porque los cogen expresamente para perder. No es tongo, es la desigualdad inmensa que hay entre los dos".El directivo de la Ferroviaria Julián Rodríguez no cree que haya ese interés económico, porque, según afirma, la escasez de púgiles es demasiado grande para que eso se produzca. "Cuando venga el entrenador de aquí, le dirá que todo marcha muy bien, pero no es cierto. El boxeo es un deporte de presidiarios ' sólo hay que verlo en Estados Unidos. En la Ferro, tuvimos hace pocos años un chileno que prometía. Un día llamó diciendo que estaba en la cárcel. Lo típico, que había cometido un error, que lo sentía mucho y tal. No lo volvimos a ver".Golpear en las costillas

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El entrenador de la Ferro -olor a sudor, paredes desconchadas, retratos antiguos -es Alfonso del Río. Tres veces campeón de España en la década de los cincuenta, taxista y propietario de un quiosco de prensa. "SI un púgil ve que el otro tiene sangre, se anima más, porque eso significa que va ganando". Ha entrenado a los campeones Pedro Carrasco y José Manuel Ibar, Urtain, a 70 presos en la cárcel de Carabanchel, y al hijo del banquero Gerardo López de Quesada. "Cuando viene alguien nuevo, les enseño las partes del cuerpo. Si se pega en el hígado tiene que ser un gancho de izquierda, y al corazón, un directo de derecha. La gente nueva no sabe cómo se distribuyen las costillas y yo se lo explico. Por ejemplo, la carótida, que está debajo de la oreja, es un punto muy vulnerable. Con un buen puñetazo ahí, el contrario cae seguro".

De sus alumnos, sólo tres compiten profesionalmente. Juan Zacarías, empleado de una empresa de seguridad, ha luchado cuatro años y lleva dos retirado. Es alto y fuerte y lleva el pelo al cero, como cuando vino de la Legión. "En la festividad de la Legión podíamos retar a un oficial para pelear con nosotros. Así empecé".

Pedro Paris, del Atlético de Madrid, a sus 63 años, es uno de los entrenadores más veteranos de España. Entrena todos los días a unas 15 personas. "Tengo de todo, como en botica. Hay estudiantes, dos guardias civiles y algún que otro ex presidiario. También hay drogadictos. Un chaval me dice que viene por no meterse en la droga, porque sus hermanos son toxicómanos. El padre, que es policía, no sabe cómo agradecérmelo. También tengo a Alexis, que es el rey de las pandillas en Alcorcón. Su madre dice que a mí me hace más caso que al padre, porque ellos no pueden con él".

Todos sus alumnos le hablan de usted y le llaman don Pedro. Paris asegura que no tiene problemas para mantener la disciplina. "A veces he tenido que echar a alguno porque les pegan a los chicos. Una vez le dije a un moro: '¿Qué pasa, por qué le pegas a ese chico?. Me puse los guantes y le hice pelear conmigo. Aquí se comportan bien, no sé fuera lo que harán. Por ejemplo, esos dos chavales que había ahí con el pelo corto son del Frente Atlético. Mañana cogerán el autobús para Barcelona [se refería al partido de ayer, Barça-Atléticol y armarán allí la pelotera. Aquí son bellísimas personas".

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El entrenador asegura que selecciona bien a sus chicos. "A los moros los echo, no los aguanto. Una vez fui con los chicos al casamiento de un boxeador. Un moro se pidió almejas y le dije: 'Usted no se come eso con las manos porque no sabe y vamos a dar el espectáculo'. Se quedó con las almejas en la mesa".

Los más Jóvenes

Los entrenadores coinciden en que cuanto antes se prepare a un alumno más fácilmente aprenden. En la Ferro se entrenan dos niños. Hacen sombra (perfeccionan su técnica en solitario), golpean el saco y saltan la cuerda con disciplina. Aún no se han enfrentado.

José Luis, de 12 años, lleva dos meses en el club. Su padre fue boxeador y ahora es portero de discoteca. "Es un polvorilla -, comenta un miembro del club "vive sólo con el padre. Un día le pregunté que cuándo iba a venir el padre para presentar el carné Y me dijo que su padre había salido de Madrid por unos días '¿Entonces quién te cuida en casa?', le pregunté. Me dijo que él se bastaba, y debe de ser verdad, porque es muy espabilado Él y su amigo se han comprado un protector de boca y a veces vienen con una amiga que lo mira. Aquí están recogidos".

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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