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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Valores de la izquierda

Yo, que soy demócrata y de izquierda, sentí vergüenza ante el maniqueísmo y falta de rigor mostrados por Obiols y Castellano en una emisión de televisión del 27 de septiembre. Decir que los valores elementales del Estado de derecho son privativos de la izquierda no se sostiene, pues entonces Lincoln, Disraeli, Churchill, De Gaulle y Castelar eran izquierdistas conspicuos. Esto no quiere decir que la izquierda no tenga señas de identidad históricamente bien definidas.La izquierda (no sus aberraciones) ha querido ir siempre más allá en la democracia, mientras que la derecha ha intentado siempre reducirla a lo que en cada momento podía ser su mínima expresión: sufragio censitario, sufragio universal masculino, poca proporcionalidad electoral, cámaras de notables... Pero de ahí no se deduce que la derecha liberal no tuviera ningún sentido de la justicia o la libertad, pues también ella hizo la Revolución Francesa y luchó contra Fernando VII

Con el devenir histórico, el sufragio universal, la seguridad social y el Estado laico son ya una realidad; pero la izquierda, que de suyo tiende al control público de la economía y, mal que le pese a Obiols, es republicana, ha tenido que aceptar la economía de mercado (corregida) y la monarquía. La izquierda y la derecha se han centrado y han alcanzado un ámbito común: el Estado democrático y social de derecho. Nos ha llegado la hora de la reflexión exis-

tencial, pero Obiols y el PSOE no parecen tener nada que decir como izquierda: nada de cogestión, más mecanismos de decisión popular, reforma judicial profunda, reforma electoral seria... Sólo modernización en general, de agradecer en España, pero al alcance de cualquier derecha europea. Y para colmo, fuera sólo cuenta, tras las siglas IU, un PCE que no quiso desmarcarse radicalmente y a tiempo del totalitarismo. Y el vehemente Castellano, claro.-

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