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Las catástrofes naturales en España provocan pérdidas del 0,5% del PIB

Con un total de 12 víctimas, los aludes son la catástrofe natural que ostenta este año en España la triste marca de haber causado el mayor número de muertos. El impacto económico de los desastres supone el 0,5% de producto interior bruto (PIB) español, según se reveló en la Universidad de Verano de Denia (Alicante).

El número de víctimas a consecuencia de las catástrofes naturales durante los últimos 20 años en todo el mundo alcanza los tres millones. Sin embargo, los especialistas españoles que participan esta semana en un curso de la Universidad de Verano de Denla coinciden en que esas calamidades no son tan naturales en algunos casos. Y añaden que es posible reducir drásticamente sus efectos, tal como pretenden las Naciones Unidas, que han declarado la década de los noventa como el decenio internacional para la reducción de desastres naturales. -En los desastres por accidentes de centrales nucleares o en la rotura de presas es más que evidente la mano del hombre. Pero en el resto de las catástrofes no sólo la naturaleza tiene algo que decir. Francisco Ayala, del Instituto Tecnológico Geominero, afirmó en Denia que la deforestación y la consiguiente erosión del suelo, unida a la edificación en zona de paso de las aguas, "agrava enormemente las consecuencias de las inundaciones en España". Ayala añadió que la deforestación y erosión provoca que el aumento del caudal de los ríos se produzca en un tiempo relámpago que, en ocasiones, "no deja tiempo para reaccionar". Además, las aguas transportan residuos sólidos que aumentan los efectos devastadores.

De la sequía a la inundación

España es un país con una gran variedad de catástrofes naturales. Desde las sequías hasta las intensas nevadas, pasando por las inundaciones o las plagas, los desastres provocan pérdidas del 0,5% del PIB, aunque en 1989 la cifra se duplicó por coincidir sequías e inundaciones. Sólo por este fenómeno, la década de los ochenta supuso pérdidas económicas para España de más de medio billón de pesetas.

Santiago Varela, subsecretario del Ministerio del Interior, presente en Denia, se mostró partidario de ofrecer al ciudadano toda la información de que se disponga. "SI luego no se cumplen las previsiones, mejor para todos", concluyó. De forma muy diferente debió pensar en 1982 Juan Sancho Tello, comisario de aguas del Júcar, y recientemente condenado por no transmitir a la presa de Tous la información de la que disponía sobre un riesgo de fuertes lluvias.

El año 1989 marcó el punto álgido de muertes en España por desastres, 170 personas perdieron la vida, de las cuales 40 lo fueron por inundaciones y el resto por naufragios según datos de Francisco Ayala. El pasado año esta cifra se redujo de forma importante. También el porcentaje de pérdidas económicas disminuye a medida que un país se desarrolla y deja de ser tan natural el aceptar las calamidades tal como llegan del cielo.

Las inundaciones de 1982 supusieron el punto de arranque para un cambio de la protección civil en España. La mejora de los sistemas de predicción y alerta, la construcción de pequeñas presas para la regulación de las aguas de los ríos o la mejora de las telecomunicaciones mitigan los efectos de las inundaciones.

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