Viaje al presente
Como buen país periférico (también) en cuestiones musicales, aquí florece el papismo. Arrecia el revival, todo el mundo lleva 25 años escuchando a la velvet. La homologación con la última hora internacional -rap, hardcore, ruidismo, todo junto más un punteo heavy- produce entretenidos simulacros en los que nuestra capacidad de dramatización vuela alto.Ante tal panorama, sorprende la irrupción -saludada con fervor por la prensa especializada-, de un grupo de Granada que parece vivir. .. en el presente. Sin dar saltos gratuitos en el tiempo, Lagartija Nick ha concebido una inteligente forma de continuismo con el pasado reciente: base rítmica punk, muro sónico de guitarras, voz potente con tendencia a la dicción clara del pop.
Lagartija Nick
Antonio Arias (voz y bajo), Juan Codorníu (guitarra), Ernesto Jiménez (batería) y Miguel Rodríguez (guitarra). 200 personas. Precio: 1.000 pesetas. Revólver Club. Madrid, 27 de junio.
La velocidad preside todas y cada una de las canciones. La forma de composición es básica: pocos acordes, pero justamente escogidos en su diferencia. Cada tema es un desarrollo sonoro que sugiere fases y clímax, y el grupo avanza lanzado sin apenas repetir partes de estribillos. En la voz hay potencia, pero no crispación. La expresión es clara, contenida, y contrasta de forma muy sugestiva con la rítmica fulgurante. Las guitarras se permiten grietas en el muro sónico y realizan breves punteos hirientes o encadenan acordes rockanroleros.
Todo ello ocurre con naturalidad, y Lagartija Nick sorprende porque derrocha personalidad y actualiza la herencia de los ochenta, hoy día maltratada por quienes creen venir del pasado o, lo que es peor, del futuro.