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Los presidentes de tres repúblicas yugoslavas tratan de evitar una ola de violencia

HERMANN TERTSCH, ENVIADO ESPECIAL Los presidentes de las repúblicas yugoslavas de Serbia, Croacia y Bosnia-Herzegovina intentaron ayer, en la ciudad croata de Split, llegar a un acuerdo de última hora que evitara que la proclamación de independencia de Croacia antes del 30 de junio se vea precedida de una oleada de violencia en las regiones de mayoría serbia. Los tres presidentes estudiaban la división de Bosnia-Herzegovina y la anexión a Serbia de las regiones de esta república habitadas por serbios.

La reunión despertó una tensa expectación ya que se celebraba tan sólo a tres días del plazo dado por Croacia para llegar a un acuerdo antes de proclamar su independencia como muy tarde el 30 de junio. La posibilidad de una mutilación de Bosnia puede provocar, además, el levantamiento de la comunidad musulmana, una de las pocas que hasta ahora se ha mantenido al margen del conflicto interétnico yugoslavo.El ejército yugoslavo continúa desplegando tropas en Croacia, así como las operaciones de los servicios de información contra croatas supuestamente participantes en la manifestación del pasado 6 de mayo en Split en la que resultó muerto un soldado.

Más de 300 ciudadanos de Split se han ocultado para evitar su detención, después de que el ejército arrestara a cuatro manifestantes, acto calificado de secuestro por las autoridades croatas. Los 7.000 obreros de los astilleros de Split, compañeros de dos de los secuestrados por el ejército, amenazaron ayer con nuevas movilizaciones si éstos no son puestos en libertad.

Fuentes gubernamentales croatas manifestaron a EL PAÍS que la división de Bosnia con cesión de territorios a Serbia sólo sería aceptable si lleva consigo la simultánea anexión a Croacia de Bosnia occidental. En la ciudad de Split, la reunión de Tudjman con Milosevic despertó ayer un rechazo total. La población esperaba con tensión los resultados de la entrevista y nadie ocultaba que cualquier acuerdo entre ambos líderes a costa de Bosnia-Herzegovina sería recibido con una ola de resistencia de los musulmanes bosnios y de los croatas de Dalmacia.

A pesar de la prohibición policial, unos centenares de personas de manifestaron al mediodía de ayer en Split con pancartas en las que se acusaba a Tudjman de "traición al pueblo croata".

Los tres presidentes, el croata Franjo Tudjman, el serbio Slobodan Milosevic y el bosnio Alia Izetbegovic, concluyeron anoche una reunión de cinco horas en la Villa Dalmacia del puerto adriático de Split y prometieron volver a encontrarse la semana próxima para continuar las conversaciones. La agencia oficial croata Hina informó que "discutieron la regionalización de Bosnia-Herzegovina". La prensa yugoslava rompía así su silencio respecto a la posibilidad de una división de Bosnia-Herzegovina que, según había confirmado un día antes el portavoz del presidente Tudjman, Marko Nobilo, iba a ser un punto clave de la agenda de trabajo.

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Medios de la oposición croata criticaron ayer duramente el encuentro de Tudjman con Milosevic. Según el presidente del Partido Democrático de Croacia en Split, Boban Nenad, "Tudjman tiene un mandato claro del referéndum y es negociar la propuesta croata y eslovena (de confederación de estados soberanos). No tiene mandato para nuevas propuestas y tememos que pueda llegar a un acuerdo sobre Bosnia que solo hará crecer las ambiciones expansionistas de Milosevic". "Si Tudjman accede ahora a la anexión por parte de Serbia de la Herzegovina occidental, ésta estará unida a Montenegro e impondrá por la nueva correlación de fuerzas la anexión de Montenegro a Serbia.

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