Los desastres del hambre
El emperador etíope, HaIle SelasIe, derrocado en 1974 por un golpe militar, y el hombre que cubrió su hueco y convirtió el país en una república popular socialista, Mengistu Haile MarIam, han acabado teniendo en común las mismas causas de su ruina: el hambre y los desastres de la guerra más larga e ignorada de los últimos tiempos, protagonizada por los eritreos en lucha por su independencia y cuyo primer disparo se remonta a 1961.La sequía que asoló el Sahel en 1972 y 1973 se cobró 200.000 vidas. El escándalo del desvío de la ayuda internacional para paliar la hambruna hacia las arcas imperiales y el desgaste de los militares en la guerra de Eritrea minaron la tierra debajo del trono de Haile Selasie, expulsado por el golpe castrense de 1974.
Fue la guarnición de Asmara, capital de Eritrea, la primera en levantarse en armas contra el emperador en 1974. Tres años después, Mengistu Halle Mariam transformaba Etiopía en Estado socialista, provocando un espectacular cambio de alianzas en el cuerno de África que pueso a la vecina y enemiga SomalIa -a la sazón, en la órbita de Moscú- en brazos de EE UU. La sequía se repitió a mediados de los ochenta, y ahora vuelve a poner en peligro centenares de miles de vidas.
La guerra no la protagonizan ya sólo los guerrilleros independentistas del Frente Popular de Liberación de Eritrea (FPLE) -que del marxismo puro y duro han derivado hacia más templadas zonas en busca del reconocimiento occidental y que controlan ya la mayor parte de la región- sino que se ha extendido por todo el país.
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