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DESAPARECE EL" HOMBRE TRANQUILO"

'Viaje a 'Greenelandia'

Graham Greene escribió 25 novelas

XAVIER MORETCuando, a sus 22 años, escribió su primera novela -Historia de una cobardía (1929, Caralt)- Graham Greene no imaginaba que iba a convertirse en uno de esos raros escritores que consiguen gozar a la vez del favor de la crítica y del público, aunque no del de los señores del Nobel. A su muerte, queda como testamento literario una pequeña maravilla -El capitán y el enemigo (1988, Seix Barral y Edhasa, en catalán)- y una vasta obra que comprende 25 novelas, 6 libros de cuentos, 6 de ensayos, 6 de viajes o autobiográficos, 7 obras dramáticas y un libro de poemas, Babbing April (1925).

El mismo Greene ha explicado en Vías de escape (1980, Seix Barral) su azarosa vida de novelista, en la que ha sabido mezclar elementos periodísticos, un lenguaje eficaz, personajes que se debaten entre el bien y el mal, y unas tramas que funcionan a la perfección. Todo ello configura un paisaje que se ha dado en llamar (3reenelandia, en el que los viajes han funcionado como eficaces vías de escape personales y como fuente de inspiración.

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La primera de las novelas de Greene -Historia de una cobardía, trama de influencia conradiana, de traiciones entre contrabandi stas del siglo XIX-contó con buenas críticas y un sorprendente éxito. Fue entonces cuando Greene decidió tirarlo todo por la borda. Y todo era nada menos que una plaza de redactor en el prestigioso The Times.

El problema llegó cuando la segunda novela y la tercera pincharon, hasta el punto de que Greene acabó repudiándolas y prohibiendo su reedición. The name of action (1930) yRumor of nightfall (1931) le hiciciron ver que lo de la carrera de escritor no era el camino de rosas que había soñado. En la cuarta novela, Greene sabía que no podía fallar. Abandonó por un momento su pasión por Joseph Conrad y eligió una trama de intriga, puso unas gotas de orientalisnio y situó la acción en un tren. Y Orient Express (1932, Caralt) funcionó y le abrió las puertas del cine.

El tema de la frontera y de las ntrigas detectivescas o de espionaje se ha ido sucediendo en la obra de Greene, que se ha permitido -gracias a su amplia experiencia viajera- un numeroso catálogo de escenarios. Greene volvió a jugar la carta de la intriga en Campo de batalla (1934, Bruguera) y reincidió en Una pistola en venta (1936, Caralt). Entre ambas publicó Viaje sin mapas (1936), que iniciaba su andadura como escritor de viajes.

A partir de Brighton, parque de atracciones (1938, Plaza y Janés y Proa) la crítica empezó a calificar a Greene como "escritor católico". La lucha entre el bien y el mal se hacía más explícita que nunca.

El poder y la gloria (1940, Seix Barral), reincidía en esta línea de conflicto moral, aunque con la acción situada en México y con un sacerdote en el papel estelar. Antes, por motivos económicos, Greene escribió en sólo seis semanas El agente confidencial (1939, Caralt), con la guerra de España como fondo. La novela psicológica El ministerio del miedo (1943) dio paso a El revés de la trama (1948) y a El fin de la aventura (1951).

La necesidad de los viajes como vía de escape se hizo más patente en esos años, y Greene se embarcó en una serie de novelas ambientadas en países lejanos. En El americano impasible (1955, Alianza) la acción se sitúa en Vietnam y en Nuestro hombre en La Habana (1958) el escenario pasa a Cuba y la acción gira en torno a un grupo de espías inventado que acaba teniendo conexiones con la realidad. Un caso acabado (1961) tiene una leprosería del Congo como escenario y Los comediantes (1966) se centra en el Haití de Duvalier.

Viajes con mi tía (1969) opta por la vía del humor, y en Una especie de vida (1971) Greene pasa al género autoblográfico para relatar su vida hasta la publicación de su primera novela.

Ya más cerca en el tiempo, El cónsul honorario (1973, Edhasa) traslada la acción a Suramérica y El factor humano (1978, Argos) opta por una visión humana del mundo de los espías. El doctor Fisher en Ginebra (1980, Argos) y Vías de escape (1980) dieron paso a Monseñor Quijote (1982, Vergara), en la que salió a relucir la relación de Greene con un original cura de Orense, mientras que en Descubriendo al general (1984, Plaza y Janés) narraba su amistad con el panameño Omar Torrijos. El décimo hombre (1985, Seix Barral) resucitó una vieja historia nacida de la colaboración de Graham Greene con Hollywood, como lo había sido El tercer hombre. Por último, El capitán y el enemigo (1988) cierra la obra novelística de Greene con una historia narrada casi en forma de sueño. Es la obra maestra final.

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