González revela el enorme apoyo español a Estados Unidos ante la guerra del Golfo

El presidente Felipe González reveló ayer ante el Congreso de los Diputados parte del apoyo logístico que España ha brindado a la coalición multinacional, sobre el que se había negado hasta ahora a proporcionar información, al tiempo que confirmó que esta ayuda se mantendrá en un inmediato futuro. El jefe del Ejecutivo acudió ayer, por tercera vez desde el inicio de la crisis del Golfo, ante el pleno de la Cámara baja.

"Concluido el conflicto", el presidente confirmó, entre otras cosas, que los bombarderos norteamericanos operaron desde la base de utilización conjunta de Morón (Sevilla) contra los objetivos iraquíes, pero sus 294 misiones sólo representan el 2,5% del total de las efectuadas por aparatos de estas características que también atacaron a las fuerzas armadas de Irak desde el Reino Unido, Arabia Saudí y Diego García.Al margen de esa ayuda a EE UU, el jefe del Gobierno dio cuenta también de algunas prestaciones casi anecdóticas pero que se habían mantenido, no obstante, en secreto. Un batallón checoslovaco especializado en la defensa contra la guerra química obtuvo, por ejemplo, permiso de tránsito y apoyo español cuando se dirigía hacia Arabia Saudí. [El ministro de Defensa, Narcís Serra, dijo en los pasillos del Congreso que el presidente del Gobierno no había ofrecido todos los detalles del apoyo logístico, aunque sí los elementos sustanciales del mismo, informa Europa Press].

Esta inclusión de España "dentro de los países que han asumido la carga (...)" significa que "ha salido fortalecida", hasta el punto de que se ha reforzado su posición no sólo con relación a sus aliados occidentales "sino incluso con aquellos árabes que aun adoptando una posición más distante [en relación al conflicto] nos han expresado en todo momento su respeto por nuestra posición".

El líder del Partido Popular (PP), José María Aznar, coincidió en considerar que España ha desempeñado el papel que le correspondía en la coalición antiiraquí, a la vez que propuso formalmente la celebración en el Congreso de sendos debates sobre la relaciones hispano-magrebíes y sobre el modelo de defensa español, que incluyan una revisión del funcionamiento del servicio militar.

Aznar resaltó también que el PP ha mantenido desde la invasión de Kuwait por Irak una actitud coherente y mostró su disposición a un pacto sobre política exterior y de seguridad con el Ejecutivo, si bien precisó que no se trata de darle "un cheque en blanco". Reprochó, no obstante, al Ejecutivo haber inducido a una cierta confusión con sus cambios de postura. Ironizó con que será "más sólida y fuerte la posición española cuando coincidan las cartas [en alusión a la enviada por González a Bush sobre los bombardeos conciudades] con las decisiones y las decisiones con las declaraciones".

González aceptó en su respuesta los debates monográficos sobre el Magreb y la construcción europea pero omitió mencionar el de la mili. De las casi tres horas de duración del pleno sacó la conclusión de que en sus anteriores comparecencias "la distancia era mayor" entre Gobierno y oposición. Añadió que el tronco de la política exterior española "resistirá la posibilidad de una alternancia" en el poder. "Sería una locura que la política exterior cambiara 180 grados cada vez que se produjera una alternativa de Gobierno".

"Queda lo más complejo por hacer", reconoció González: "Lograr una paz duradera", que no se construirá con la misma facilidad "con o sin el régimen de Sadam Husein" en el poder. Ante este reto, dijo, el "problema que mayor inestabilidad acarrea en la región es la cuestión palestina, que debe ser resuelta dando una salida "a la legítima aspiración del pueblo palestino de tener una patria propia".