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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Lo español y lo ruso

El segundo programa de la Soviet Philharmonic con Grinady Rozhdestverisky constituyó un ejercicio virtuosista para la orquesta. Tras el Tiento y batalla, de Cristóbal Halffter, expuesto con inusitada brillantez, crepitante en sus combinaciones y contrastes, la pianista Vlktoria Postnikova actuó en el Concierto número 3, de Serge Rachmaninov, uno de sus ejemplos más decididos de romanticismo tardío, defendido por la gran traza de la escritura pianista, así como por una idea inicial de gran belleza.Nacida en Moscú, en enero de 1944, la Postnikova es artista de sangre: imaginativa, pujante, clarificadora y con un sonido maravilloso que mantiene sus calidades en toda la gama dinámica. A tal naturaleza sonora se ajusta, igualmente, un tipo de fraseo, más trémulo que sentimental, frente al cual puede alzarse en torrentera el poder de un virtuosismo, en la técnica mecánica como en la interpretativa, capaz de hacer del piano, por encima de la orquesta, auténtico protagonista.

Soviet Philharmonic Orchestra

Director: G. Rozhdestvensky.Solistas: V. Postnikova, plano. Obras de C. Halffter, Rachmaninov y Chaikovski. Auditorio Nacional. Madrid, 16 de febrero. Orquesta Nacional de España Director: W. Weller. Solista: E. Leoriskala, pianista. Obras de Strauss, Liszt y Beethoven. Aududitorio Nacional. Madrid, 15 de febrero.

Desde Arbós en los matinales de la Sinfónica la suite de danzas de Cascanueces, estos pentagramas chaikovskianos han perdido vigencia como pieza de concierto. Rozhdestvensky interpretó el segundo acto del ballet con todo lo de detalles y dando a su formación sinfónica lugar para el lucimiento individual y colectivo. Ante los aplausos de un público que llenaba el gran auditorio, un regalo especialmente atractivo: el Tango, de Albéniz, orquestado con mucho acierto por Rodion Schedrin (Moscú, 1932), quien ya se había acerca(lo al tema español en su versión de la Carmen de Bizet.

Una grande del piano

Por otra parte, la Orquesta Nacional, con su principal director invitado, el vienés Walter Weller, volvió al cultivo del gran repertorio tradicional con tres nombres muy significativos: Beethoven, Liszt y Strauss. El público, que quizá ha cambiado sus gustos con relación al de hace unos anos, no mostró mayor entusiasmo por el poema estraussiano Don Juan con todo y tratarse de una página rotunda y brillante, enérgica y sentimental.Bien es verdad que si Weller logró de nuestros profesores esos valores expresivos y hasta los acentuó por una cierta exageración de los tiempos, la ejecución no fue todo lo limpia que cabe esperar de la primera orquesta española. Un conjunto, por cierto, que se cualificó en los comienzos de su historia por grandes versiones de Brahms y Strauss, compositores de los que Ataulfo Argenta conseguía interpretaciones esplendorosas.Antes de la Quinta sinfonía de Beethoven, programada en la segunda parte, tuvimos lo más interesante de la tarde en la magnífica actuación de la pianista soviética Elizabeth Leonskaia (Tiblisi, 1945). Interpretó Leonskaia en su actuación madrileña el Concierto número 2 en la mayor de Franz Liszt, página no comparable al Primer concierto, tan bello y original de ideas. La pianista soviética hizo una interpretación verdaderamente magistral, perfecta en la técnica, en el concepto y en el sonido.

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