_
_
_
_
_
Tribuna:LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Crisis económica y guerra / 1

JORGE FONSECAEl autor esgrime que han sido razones económicas las que han impulsado a la guerra, cuyo estallido es mejor para la economía mundial que una situación de bloqueo durante más tiempo. Por otra parte, el conflicto armado ha puesto en evidencia que todavía no se ha recuperado plenamente la economía desde la crisis de 1973 y, que existe una alarmante carencia de mercados alternativos para sostener la demanda. Sostiene el autor que se vive una etapa de recesión en la que destacan las políticas proteccionistas y la insolvencia, de los países pobres.

Desde el momento en que se supo que Bagdad estaba siendo bombardeado por 2.000 aviones, la guerra, hasta entonces un fantasma, se convirtió en una brutal realidad. A partir de entonces, el ánimo de las personas de paz en todo el mundo cayó presa de la angustia. Sin embargo, no el de los inversores en los mercados financieros internacionales. Las bolsas de Nueva York y de Tokio, con fuertes caídas hasta el día previo al comienzo de la guerra, subieron rápidamente en el primer día de ataque, denotando un entusiasmo de amargo contraste con el de la mayoría de la humanidad.Este hecho por sí solo indica que no son tan inciertas las tesis que consideran que la guerra es vista por algunos como un remedio para la crisis económica. Esta crisis se manifiesta con independencia del conflicto del golfo Pérsico, aunque la intensidad y prolongación de la misma sí depende en buena parte de él.

El pronto comienzo de la guerra, en cambio, no ha sido independiente de la situación de la economía. La urgencia en resolver militarmente el conflicto, sin esperar a que los efectos del bloqueo doblegaran a Sadam Husein, pone de manifiesto que, en definitiva, han sido razones económicas las que determinaron el ultimátum para el día 15 y el ataque del 17 de enero.

En los últimos meses, el producto bruto de Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Australia e Italia ha descendido, y las previsiones indican que esta situación ha de continuar durante la mayor parte de 1991. (En España, el producto industrial ha bajado, en especial en manufacturas y bienes de equipo. Las previsiones más fiables estiman que en 1991 el producto interior bruto aumentará alrededor de un 2%).

El producto nacional bruto (PNB) estadounidense disminuyó un 2% en el último trimestre de 1990, y se estima que esta situación se repetirá al menos en el primer trimestre de 1991, lo que supondría una recesión oficial en la economía del país que aporta el 40% del producto bruto mundial.

Recesión en EE UU

Todos los indicadores económicos sugieren que Estados Unidos atraviesa una crisis inédita en muchos años. La demanda global está en continua desaceleración, el gasto de los consumidores descendió después de un largo periodo de crecimiento continuo y la tasa de aumento anual de exportaciones, que en 1989 fue del 12%, se redujo al 5,5% en 1990.

La caída del crecimiento de las exportaciones de Estados Unidos refleja el descenso de la demanda de productos estadounidenses por parte del Reino Unido, Australia, Canadá y los países subdesarrollados, que constituyen más del 50% del comercio exterior estadounidense. Los signos de recesión se manifiestan en realidad para el conjunto de la economía mundial, con la excepción de Japón y Alemania, además de algunos países menos importantes económicamente.

Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Producto Nacional Bruto mundial aumentó menos del 2% en 1990 respecto del año precedente, lo cual, en términos per cápita, significa un claro estancamiento, ya que apenas compensa el aumento de población. En. cualquier caso, supone la tasa más baja desde 1982 y afecta a países ricos y pobres.

El comercio mundial, según las primeras estimaciones del FMI, aumentó el 5,4% en 1990 respecto al año anterior. Este crecimiento, aunque superior al de la producción, sin embargo, implica una fuerte reducción respecto a los años anteriores, ya que en 1989 aumentó un 7,3%, en 1988 un 9,1 % y en 1987 el 6,6%.

De los datos expuestos se deduce que, después de la larga onda de expansión de postguerra que termina con la crisis de 1973, la economía mundial no se ha recuperado plenamente.

Existen suficientes fundamentos para considerar que, en realidad, la crisis estructural puesta de manifiesto en los setenta se ha mantenido subyacente y que los cortos ciclos de expansión se han conseguido a costa de acentuar los problemas de fondo, provocando importantes consecuencias. Una de las más graves es el elevado endeudamiento actual de los países latinoamericanos, derivado del papel amortiguador de la recesión en los países industriales que complieron en la crisis de los setenta.

Esta situación ha provocado que, en la actualidad, exista una carencia de mercados alternativos para sostener la demanda. Los países del Este europeo, en los que los capitales occidentales deportan buena parte de sus esperanza de salvación como mercados de reemplazo de los de América Latina para los productos occidentales y como suministradores de productos básicos, especialmente petróleo y gas, no parecen todavía en condiciones de poder cumpla totalmente ese papel. Esta incertidumbre ha dominado la escena mundial durante los últimos años y explica las caídas de la Bolsa de Wall Street cada vez que se atasaca la perestroika iniciada en URSS por el gobierno de Mijaíl Gorbachov.

Riesgos

Considerando que Estados Unidos representa más de un tercio de la economía mundial, es improbable que sólo con el empuje de la demanda de Alemania y Japón se pueda salir de la crisis. En realidad, el riesgo es que también sean afectadas por ella.

Por estas razones, no es posilble expandir el mercado por estas vías. Tampoco a través de la ampliación del mercado mediante liberalización del comercio mundial, lo que se ha puesto de manifiesto en el reciente fracaso de reunión del Acuerdo General Aranceles y Aduanas (GATT).

La aplicación de políticas proteccionistas por parte de los países industriales y la insolvencia de los países pobres ha limitado las exportaciones de EE UU y Europa lo cual explica el fuerte aumento del endeudamiento privado en estos países, ya que el sostenimiento de la demanda se ha apoyado en gran parte en el consumo interno de particulares y Gobierno. El gasto público (civil y militar) ha ocasionado abultados déficit presupuestarios (en EE UU oscila alrededor de los 250.000 millones de dólares anuales).

Por esto es por lo que en la esfera financiera es donde se reflejan las principales consecuencias de la crisis, ya que la utilización generalizada del crédito para acompañar el proceso de expansión, primero, y para sostener poder de compra y salir de la recesión, a partir de 1973, han llevado al sistema financiero internacional a una situación crítica.

En Estados Unidos el volumen de la deuda pendiente, que en 1970 era del 157% del PNB. en 1985 alcanzaba el 200% y en 1990 la impresionante relación del 250% del PNB. Esta situación presenta un alto riesgo que amenaza con arrastrar al sistema financiero norteamericano, que se enfrenta a la mayor crisis desde la década de los treinta. En década de los ochenta la permanente transferencia de recursos desde el Tercer Mundo -pago de la deuda, beneficios, desinversión extranjera, fuga de capitales, etcétera- ha evitado la quiebra del sistema.

es profesor titular de Economía en la Universidad Complutense de Madrid.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_