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Sueños de eternidad

La idea de que el cuerpo puede sobrevivir sin circulación sanguínea a temperaturas muy bajas surgió a partir de casos conocidos de niños que habían perdido la conciencia en aguas muy frías y fueron reanimados después de horas de estar sumergidos. Cuarído el cuerpo se ha enfriado necesita mucha rnenos energía, y el cerebro puede sobrevivir más tierripo sin oxígeno.Las personas que buscan la eternidad vienen también sonando desde hace mucho tiempo con la congelación de pacientes con enfermedades terminales,que serían descongelados años más tarde, una vez que se hubiese encontrado cura para sus enfermedades.

Pero el objeto de la animación suspendida es engañar a la muerte sólo durante unos minutos, permitiendo a los cirujanos disponer del tiempo suficiente para llevar a cabo la delicada operación. A una temperatura corporal de 15,5 grados centígrados, 20 por debajo de lo normal, el cerebro puede sobrevivir una hora sin flujo sanguíneo.

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En la frontera de la neurocirugía

Una solución para casos extremos, como el del paciente del doctor Solomon. "Se asflixiaba con la comida porque no le funcionaba el paladar. Sabía que estaba muriéndose, que pronto tendría problemas respiratorios. No quería depender de un respirador", manifiesta el padre del enfermo. "Nos dijo que no quería vivir de esa manera. No quería depender de un respirador", continúa.

Joven moribundo

De los muchos neurocirujanos de Estados Unidos y Canadá con los que se pusieron en contacto, únicamente el doctor Solomon quería hacerse cargo del caso. "Si no hubiera sido posible detener la circulación, yo ni siquiera lo habría intentado. Pero es duro decir no cuando se tiene ante los ojos a un joven moribundo de 24 años, y hasta ahora estoy encantado con nuestros resultados", explica Solomon.

Rogers es el décimo paciente que ha sido operado con esta técnica en Columbia. De los nueve anteríores, todos están vivos Y llevan unas vidas independientes, excepto uno que se encuentra en rehabilitación después de sufrir una apoplejía durante la operación. Fue precisamente la novedad de la técnica lo que hizo que el hospital se mostrase de acuerdo en permitir la asistencia de un periodista a la operación. Los médicos intentaron por primera vez la técnica hipotérmica a comienzos de la década de los sesenta, pero los resultados fueron generalmente desastrosos.

Gracias a las mejoras en la monitorización intensiva y al equipo de asistencia cardiaca desarrollado en la última década se ha vuelto a aplicar con éxito esta técnica, que se sitúa en la cumbre de la medicina de alta tecnología. El coste de la intervención asciende a 100.000 dólares, casi un millón de pesetas.

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