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El 'cartel de Medellín' utilizó un dispositivo aeronaval para transportar cocaína hasta Galicia

Un cargamento de cocaína preparado por hombres del cartel de Medeffin fue arrojado por un avión sobre un barco contratado por el traficante Ricardo Portabales en las proximidades de Isla Margarita (Venezuela) a mediados de enero de 1989. El cargamento consistía en 1.000 o 1.200 kilos de cocaína, y fue desembarcado en Setúbal (Portugal), según el arrepentido. El organizador de esta venta de cocaína era Gustavo de Jesús Gaviria, segundo hombre de¡ cartel de Medellin, tras su jefe y pariente Pablo. Escobar. El autor de esta confesión judicial sitúa los hechos en enero de 1989.

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El avión, pilotado por un individuo de la Guyana francesa, recogió la droga en un punto situado sobre la frontera de Colombia y Brasil y voló hacia el mar Caribe El piloto avistó la nave cerca de Isla Margarita y soltó la cocaína "en una especie de balsa". Y allí fue recogida por el barco, que puso proa hacia la península Ibérica. A la altura de Setúbal (Portugal) la carga fue trasvasada a lanchas rápidas, que la dejaron en tierra.Para conseguir todo eso fue necesario un largo camino, que Ricardo Portabales describe minuciosamente. Dice que el negocio había sido organizado en Galicia por Manuel Padín Gestoso alias Manolo el Catalán, gracias a contactos realizados en Miami (Estados Unidos). Con él colabo raban Albino Paz Diz y José Paz Carballo. Este último encargó a Portabales que buscara un barco, en una comida celebrada en un restaurante de la carretera de Vilagarcía de Arousa a Pontevedra, cuyo dueño ha declarado que por allí pasa demasiada gente como para recordar si estuvieron o no las personas aludidas.

Manolo el Catalán presentó en la reunión a "uno de los patro nes que él suele mandar en uno de los barcos contratados, de confianza: es el que conoce los datos de latitud y longitud del punto donde se van a recoger las mercancías y siempre hace de co piloto".

Coreanos o filipinos

Portabales preguntó qué clase de nave hacía falta y le dijeron que tenía que ser potente, porque se necesitaba "para ir al charco" Marchó a Las Palmas y encontró un barco de pesca con bandera marroquí y licencia mauritana, pero era pequeño para hacer la travesía del Atlántico. Llamó por teléfono desde el hotel en que se hospedaba -la policía ha com probado la estancia de Portaba les en las fechas mencionadas por él-, anunciando lo que ha bía encontrado.

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Mientras aguardaba la respuesta, supo de la posibilidad de alquilar barcos coreanos, de unas 1.500 toneladas y 1.000 caballos de potencia, en los que había que aceptar tanto la embarcación como sus tripulantes todo en un mismo paquete. Pero "la gente de los barcos coreanos y filipinos se prestaban a todo" Al final compraron el pequeño -no lo utilizaron para la operación en marcha- y alquilaron dos de los barcos coreanos, uno de los cuales se hizo a la mar rumbo al Caribe.

El arrepentido alude a un tal "Oteriño" u "Oterito de Cambados" como el hombre que alquiló las lanchas para llevar la mercancía a tierra.. El juez y el fiscal le instaron a que aclarase esa confusa identidad. Le fue presentada una colección de fotografías e identificó al dueño de las lanchas como Vicente Otero, alias Terito, el patriarca del contrabando gallego, actualmente huido.

Entretanto, Portabales fue detenido por un delito de tráfico de drogas ajeno a toda esta operación. Una vez en la cárcel, losjeJes dijeron a Portabales que la mercancía no había llegado. Pero él, que no se fiaba un pelo, tenía a "una persona de mucha confianza en la calle para que indagara", que le informó a los pocos días de que la mercancía había llegado. No sólo imputa delitos a sus jefes, sino que dice que no le pagaron por ese servicio: sólo le indicaron que hablarían cuando saliera de la cárcel, por miedo a que ocurriera algo en prisión o a que hablase con otras personas.

Portabales confiesa no haber conocido personalmente a Gaviria, pese a lo cual describe viajes a Galicia de este último y de otros miembros del cartel de Medellín, que se paseaban por España como Pedro por su casa entre 1987 y 1988 de creer ese testimonio. Gaviria, que murió el 11 de agosto pasado en un enfrentamiento con la policía colombiana, estaba reclamado por el juez Garzón.

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