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Muere a los 75 años el filósofo gallego Ramón Piñeiro

Xosé Hermida

El filósofo Ramón Piñeiro, una de las personalidades más influyentes de la cultura y la política gallegas durante la segunda mitad de este siglo, falleció ayer en Santiago de Compostela a los 75 años, víctima de una dolencia hepática. Piñeiro presidía desde 1983 el Consello da Cultura Galega, un organismo dependiente de la Xurita dedicado fundamentalmente a promocionar estudios e investigaciones. Su obra más relevante, Pra unha filosofía da saudade (1953), constituye uno de los principales intentos para desentrañar la metafísica que subyace a la singular relación de¡ gallego con el mundo.Piñeiro ha destacado más por la labor de patriarcado ejercida en los últimos 30 años sobre las nuevas generaciones de literatos y pensadores gallegos que por su propia obra filosófica, que se reduce a tres ensayos, algunos artículos y traducciones de autores extranjeros como Heidegger. Nacido en 1915 en Láncara, un pequeño pueblo del interior de Lugo, militante del Partido Galeguista en la Segunda República, y encarcelado durante tres años tras la guerra civil por sus intentos de reorganizar desde París la resistencia al franquismo, Piñeiro se convirtió en un verdadero guía espiritual, tan influyente como controvertido.

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Ramón Piñeiro, presidente del Consello da Cultura Galega

La mesa camilla de su modesta casa de la calle de Xelmírez, en el casco viejo de Santiago de Compostela, ha sido toda una institución dentro de la cultura gallega. El propio Piñeiro reconocía hace ocho años, en una entrevista con el escritor Víctor Fernández Freixanes: "A veces pienso que mi labor no ha sido más que recibir gente".

Durante la transición política, la figura de Piñeiro se tornó particularmente polémica. Fue uno de los promotores del manifiesto Realidade galega, que propugnaba que el galleguismo no debía enquistarse en una sola formación política, sino intentar impregnar los partidos de ámbito estatal. Los nacionalistas más radicales tomaron este gesto de Piñeiro como una traición, sobre todo después de que éste participase en el primer Parlamento autónomo como diputado independiente en las listas del PSOE. Por eso, el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, afirmaba ayer, en una declaración institucional, que el filósofo "supo comprender que el galleguismo no podía ser únicamente la bandera de un partido, sino un compromiso pleno de todas las fuerzas políticas y sociales".

La obra filosófica de Piñeiro destaca por el intento de sistematizar la visión gallega del mundo.

Uno de los mejores amigos del pensador, el delegado del Gobierno en Galicia y presidente de la Real Academia Galega, Domingo García Sabell, declaró ayer emocionado: "Todo, absolutamente todo, lo que es hoy Galicia se lo debemos a él".

Más información en la página 23.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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