_
_
_
_
_

San Francisco, una ciudad contra el sida

Los grupos surgidos para ayudar a los enfermos afirman que están perdiendo la batalla

San Francisco, cuna de los movimientos hippies de los años sesenta, se ha convertido en la última década del siglo en un punto de referencia inevitable en la historia del sida. Los primeros casos de la enfermedad surgieron entre los grupos homosexuales de la ciudad y toda la comunidad se ha movilizado para cuidar a los aquejados por el nuevo mal. Esto ha hecho que San Francisco se considere un ejemplo de tolerancia y amor hacia los afectados por el sida, y hasta allí van a morir, por ello, enfermos de otras ciudades de Estados Unidos. Pero ese goteo continuo de fallecidos y la penuria económica han desencadenado una profunda crisis en el llamado modelo de San Francisco.

Más información
Condones con sabor a menta

Los viandantes; las camareras de los restaurantes, los conserjes de los hoteles y los taxistas hablan abiertamente de las problemas que plantea el sida. Se puede decir que los habitantes de esta ciudad, unidos a los activistas de los grupos organizados para ayudar a los afectados por el síndrome, celebran permanentemente un debate. Muestran en el su desesperanza por la muerte de los amigos y su rabia por la discriminación que sufren en otros lugares."Nos sentimos muy tristes Esto es una locura. Hay gente muriendo por una enfermedad que sabemos cómo se previene Hace falta dinero para campañas de educación; necesitamos dinero del Gobierno federal Éste es un país muy conservador, en el que no se pueden poner anuncios en televisión recomendando el uso de condones Para poner fin al sida necesitamos la ayuda del Gobierno. Tenemos muchas organizaciones aquí hay unos 250 grupos y 50 programas para ayudar a los enfermos del sida. Para desarrollarlos contamos con aportaciones económicas de compañías privadas y la ayuda del Ayuntamiento, que es muy sensible al problema. Pero no es suficiente. Tenemos muchas organizaciones, pero no tenemos dinero, y por ello estamos perdiendo la batalla", afirma Victoria Sanford, portavoz de la Fundación de San Francisco Contra el Sida."Estamos muy cansados de ver a nuestros familiares y amigos muriéndose. Han fallecido ya casi 6.000 sanfrancíscanos, y hay otros muchos que vienen de otras ciudades a morir aquí Después de todas estas personas muertas estamos cansados y frustrados", continúa Victoria Sanford. La Fundación de San Francisco Contra el Sída, crea da hace nueve años, es una de las pioneras en la lucha de los ciudadanos contra el síndrome. Cuenta para ello con 500 voluntarios, que ayudan a los afecta dos en todos los campos: desde las tareas domésticas hasta rellenar los complicados formularios para solicitar la ayuda sanitaria de la Administración.

Una generación de hombres

"Mí suegra enterró en 18 meses a tres hijos. El primero de ellos murió por sida; el segundo se sospechaba que tenía sida y apareció muerto por una sobre dosis de droga; el tercero, m marido, ex drogadicto, falleció de complejo relacionado con el sida. Entonces me di cuenta de que toda una generación de hombres está desapareciendo" dice Sallie Perryman. Sallie -una mujer de color nacida en Brooklyn, Nueva York- narra pausadamente su experiencia personal y las consecuencias que la enfermedad de su marido tuvo para ella: "Me di cuenta de que la posición económica era crucial para tener acceso a los cuidados de salud". "Tú le puedes pedir a una persona que haga un trabajo voluntario durante cinco años, pero no durante 10, porque no se aguanta. En ese tiempo, cada uno de nosotros ha acumulado una media de 20 personas muertas, y esto es mucho. Cada semana hay un amigo, un conocido, que se muere o al que le diagnostican el sida. Es terrible", dice Dan Wolilfeiler, y director de los programas de educación en Stop Aids.

"Los programas de salud de EE UU son muy complicados, casi se necesita un abogado para entenderlos. Las medicínas son muy caras (el AZT único fármaco eficaz, cuesta 2.000 dólares al mes por persona), y para tener derecho al sistema de beneficencia hay que ser muy pobres. Nuestros abogados ayudan a los afectados a preparar los papeles, pero aun así hay muchos problemas. paraque puedan recibir la ayuda del Gobierno. En los hospitales municipales no hay suficientes camas y cuando les llega la gente que viene de otras ciudades nos envían a nosotros muchos enfermos. Pero tampoco tenemos sitio donde alojarles", concluye Victoria Sanford. Miguel Puente, miembro del grupo ACT-UP de Los Ángeles, afirma que la solución a la actual crisis del modelo de San Francisco consiste en que los voluntarios se conviertan en profesionales. "En Los Ángeles, cada persona preparada para dar apoyo psicológico a los afectados tiene hoy 244 pacientes a su cargo. Hacen falta más profesionales, porque los voluntarios no pueden desarrollar un trabajo tan agotador, pero nos están cortando los fondos y no sólo no se soluciona el problema, sino que cada vez podemos dar menos servicios", afirma este activista.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_