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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La madre Cuba

Los Van Van y Anacaona

2.500 personas. Precio: 1.000 pesetas. La Muralla Árabe. Madrid, 16 de julio.

Con Anacaona y los Van Van llegó la salsa cubana al Rincón del Trópico. El primer grupo, formado por nueve mujeres, continúa la experiencia de un combó formado en 1932 por las hermanas Castro. Los Van Van son 15 hombres que comenzaron su carrera hace 20 años en La Habana. En total, 24 cubanos que representan y reúnen 78 de tradición latina, inundaron Madrid para demostrar quien es la madre de la salsa. Anacaona, grupo dirigido actualmente por Georgina ,Aguirre, tiene en Lucrécia Pérez una cantante excepcional por su tesitura, amplitud de matices, sutileza y picardía. En su repertorio tradicional no faltan referencias al lucumí o santería, religión que proviene de los yorubas africanos y cuyos tambores del batá inspiran buena parte de las bases rítmicas de la salsa. Anacaona sustenta su música en un son actual, influenciado por una tradición afrocubana en la que los vientos sustituyen a los violines y se mantienen las improvisaciones, con Aguirre como maghífica sonera. Cuajaron una breve pero buena actuación y caldearon el ambiente para los Van Van.

Formación original

El grupo liderado por Juan Formell presenta una formación original que les diferencia de los demás grupos salseros. Tres violinistas, tres trombonistas, cuatro percusionistas y dos flautistas -uno con instrumento sintetizado-, junto a un pianista y dos cantantes, ofrecen una salsa que reúne, tradición y novedad. Los violines y las flautas ofrecen una sonoridad que evoca a orquestas como la Aragón o la de Enrique Jorrín. Los instrumentos electrónicos y sintetizados proporcionan a los Van Van un ambiente que se aparta del clasicismo de la salsa y que personaliza al grupo por su acercamiento al pop.

Con éxitos como La titimanía o El negro no tiene ná, los Van Van encandilaron a un público madrileño al que le cuesta entrar en ambiente salsero. La voz de Pedrito Calvo se. alimenta con una base rítmica potente y enérgica, donde los arreglos del bajista Juan Formell despliegan imaginación, sabiduría y espectacularidad. Su acercamiento a músicas ajenas -a veces incluso se aproximó al rap- no fue demasiado estimulante, pero mantienen una gracia natural que permite al grupo mantener el tipo.

Al margen de estas veleidades, los Van Van defendieron bien su síntesis salsera, que resulta más suave que en otros grupos y que mantiene la esencia de la charanga cubana como elemento autóctono. Y, con Anacaona, los Van Van demostraron que la salsa se nutre del poderío musicalde la madre Cuba.

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