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21 compañías internacionales homenajean en Cracovia al dramaturgo Slawomir Mrozek

Del 15 al 29 de junio se ha celebrado en la ciudad polaca de Cracovia el Festival Mrozek de teatro -exclusivamente dedicado a la obra del célebre dramaturgo-, que el Ministerio de Cultura polaco, las autoridades de Cracovia y diversos organismos y entidades culturales de este municipio le han ofrecido con motivo de su 60º aniversario. Un singular regalo que ha comprendido -aparte de la escenificación de la práctica totalidad de la obra teatral de Mrozek a cargo de 21 compañías- proyecciones de sus filmes, exposiciones de sus dibujos, una lección magistral en el paraninfo de la Universidad Jaguelona más diversos actos de reconocimiento organizados paralelamente.

Una respetable asistencia de compañías -en total 21 -, procedentes de la Unión Soviética, Francia, Italia, Estados Unidos, Alemania Occidental, Suiza Hungría y, claro está, la nación anfitriona, Polonia, han ofrecido a un público agradecido y buen conocedor de la obra del homenajeado una vasta diversidad de lecturas y aproximaciones a la misma."Aun siendo Polonia un país rico en festivales (Wroclaw, Opole, Torun, Kalisz, Szczecin Varsovia, Jelenia Góra), el Mrozek supone un acontecimiento sin precedentes en todo el Este" afirma Elzbieta Konieczna, portavoz de la organización del fes tival, "no sólo por tratarse de un monográfico de su envergadura sino también por estar financiado básicamente por patrocinado res privados, lo que lo equipara a un modelo de encuentros de este tipo más bien propio de Occidente". Quizá en parte ello sea reflejo del futuro que espera en breve al teatro polaco, una vez se lleve a cabo la reforma teatral anunciada por las nuevas autoridades y cuya entrada en vigor está prevista para la próxima temporada.

En el Mrozek no hay concurso ni premios, "simplemente se trata de una oportunidad de encuentro para la gente que ama a Mrozek y se ocupa de su obra, ya sean artistas, eruditos o simplemente amigos. En parte, también se trata de su despedida de Europa, puesto que en breve tiene la intención de trasladarse a México", agrega Konieczna.

El director artístico del festival, Józef Opalski, ha querido rendir un homenaje de las gentes del teatro al que posiblemente sea el dramaturgo de su generación más conocido fuera de las fronteras de Polonia, así como uno de los más populares en su país (baste decir que sus textos son de lectura obligatoria en las escuelas estatales). "Mrozek siempre ha sido partidario de la tolerancia", sigue diciendo Konieczna, "en la Polonia de los sesenta jugó un valioso papel simbólico. No fue solamente alguien importante para el teatro, sino también para la sociedad misma. En un periodo muy difícil de nuestra historia no sólo ayudó a vivir, sino que además dio con la receta para seguir adelante, para cambiar algo en aquel, entonces, triste país".

Hija de dos públicos, el polaco y la comunidad internacional (Mrozek vive en la emigración desde 1963), su obra bascula entre la alusión de doble filo y una "sátira grotesca" en la que se reconoce fácilmente la caricatura del gran drama romántico de ideas (Slowacki) y una marcada influencia del teatro formalista de preguerra (Witkiewicz).

Pasando ya a la valoración de los trabajos presentados en el festival, ante todo es de destacar la superioridad y el buen hacer de las compañías soviéticas. Al alto grado de profesionalidad -producto de un método y unas escuelas excelentes- debe añadirse la agilidad, imaginación y sentido del humor que llevan, por ejemplo, al director del MCHAT de Moscú, V. N. Kozmienko-Dielindie, a travestir a un oficial de la KGB para el papel de la psiquiatra que en El retrato coquetea con sus pacientes. Los de casa, sin embargo, no se quedan cortos, y el Teatr Polski de Varsovia contraataca con Vatzlav (El retrato) y una soberbia versión de Tango con dirección de K. Dejmek. El Mulatság de Budapest dio una lección de buen teatro con La fiesta. G. Pampiglione (Compagnia Diritto e Rovescio, Roma) ofreció su excelente Giorno d'estate. Los franceses M. Parent y P.Santini (Théátre du Gue, París) triunfaron con su brillante versión de Los emigrantes, que recuerda el "excelente trabajo", según el propio Mrozek, de la pareja Canut-Sevilla en el Villarroel Teatre barcelonés en 1988.

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